Descubriendo el país de Nunca Jamás
Tomorrowland es ese sueño esperanzador que alguna vez tuvo Walt Disney. Es una película familiar, cargada de aventuras y muy buenos deseos, donde las emociones prevalecen al mismo tiempo que la intriga. Y de hecho es poco lo que pudimos llegar a ver anticipadamente acerca de este film: algunas imágenes y trailers de sus protagonistas, pero nada nos daba cuenta acerca de con qué nos encontraríamos en la sala de cine.
Tomorrowland comienza con Frank Walker (George Clooney) presentando a ese chico que fue, quien en 1964 en medio de la Feria de las Naciones de Nueva York presenta su prototipo de propulsor aéreo, el cual él solito lleva a cuestas. No consigue la financiación para hacer realidad su proyecto, pero sí el pasaje a un universo paralelo y futurista, del cual hasta ese momento no sabe nada. Luego en la actualidad nos encontramos con Casey Newton (Britt Robertson), hija de un futuro ex empleado de la NASA, que recibe sin saber una invitación similar a la de Frank. Ese mundo futurista los necesita, por lo cual deben aliarse para que resurja ese paraíso.
La primera parte dirigida por Brad Bird (The Incredibles, Ratatouille, Mission: Impossible - Ghost Protocol) se trata de una fábula que no nos permite respirar ni por un minuto. Mucha acción, entretenimiento puro y gags que hacen que el espectador se olvide que se encuentra frente a una pantalla de cine, y que viva la misma experiencia que los protagonistas, mientras que van intentando develar el misterio de lo sucedido.
Pero ya en la segunda mitad, se nota la mano del coguionista Damon Lindelof (Lost, The Leftovers), quien deja a un lado la comedia a la que ya nos habíamos acostumbrado para tender a explicarnos rotundamente la historia, tendiendo a un final que obviamente no daremos a conocer, pero que peca de moralista. Y toda la nostalgia termina pesando por su amargura sobre la acción que se venía desarrollando.
Aun así no podemos dejar de nombrar el gran despliegue visual durante todo el film, la gran participación musical de Michael Giacchino y la elección del cast para llevarlo adelante: un George Clooney desplegando a más no poder sus dotes actorales, Katie Cassidy excelente como el robot Athena y Hugh Laurie como David Nix. Posiblemente la menos beneficiosa sea Britt Robertson, quien por su papel parece muy sobreactuada. Y por último algunos detalles referenciales a los guinistas, como por ejemplo hacer notar un muñeco de Los Increíbles y mencionar frases alusivas a Lost.
“Solo los soñadores pueden cambiar el mundo”, exalta la película al espectador, convirtiéndolo así en protagonista de la aventura. Fusionar la imaginación propia de la ciencia-ficción de los años sesenta con la aventura juvenil de los años ochenta, sin dudas es uno de los mayores logros de Brad Bird; quien posiblemente no haya podido cambiar el mundo, pero sí entregarse de brazos abiertos a sus sueños.