Como si el tiempo no pasara
Finalmente la esperada secuela del dúo más disparatado llegó a los cines. Tuvieron que pasar más de 20 años para que uno de los protagonistas pudiera ponerse de acuerdo y volver al ruedo para que los hermanos Farelly, ni lerdos ni perezosos, pusieran manos a la obra.
Si bien el film ofrece muchos puntos en común con su antecesora -para no decir que repite la misma fórmula del guión- el resultado de esta nueva entrega hubiese dejado mucho que desear si es que no se hubiese estrenado la precuela, producto mediocre y regular en comparación a éste.
Mientras que en la anterior película tanto Harry (Jeff Daniels) como Lloyd (Jim Carrey) debían encontrar un maletín y a su vez estaban inmersos en una organización criminal, en esta aventura pasa lo mismo con la diferencia que buscan a una hija perdida de Harry. Una vez más, tanto Daniels como Carrey nos brindan una de sus grandes interpretaciones y lo dejan reflejado en el crecimiento a lo largo de 20 años. Por un lado, Daniels con la excelente interpretación en la serie The Newsroom por la cual obtuvo un Emmy como mejor actor, mientras que Carrey, quien siempre fue reacio a las secuelas, hacía muchísimo tiempo que no se lucía en un film.
Son de destacar sus caracterizaciones con la sensación de que 20 años no fueron nada para ellos, además a los guiños de su película antecesora como por ejemplo contar con la aparición de Brady Bluhn, recordado por haber interpretado al muchacho ciego al que le venden un pajarito muerto. Mientras que las nuevas incorporaciones se lucen pero sin opacar a los protagonistas.
En fin, la nueva secuela no ofrece nada nuevo y en muchos ratos es previsible pero seguramente las carcajadas no estarán ausentes en esta cinta que parece haber sido concebida por los Farelly para salvar su reputación después de producciones mediocres como Pase Libre (Hall pass, 2011) o el impresentable revival de Los tres chiflados (The three stooges, 2012).