Más de lo mismo
“Amo el guión. Es exactamente idéntico al primero,” dice Peter Farrelly. “Si te gustó Tonto y retonto (Dumb and Dumber, 1994), te va a gustar esto, porque es más de lo mismo”. Curioso optimismo. Lo que siempre resonó (o no) con el público no fue el guión sino las actuaciones de Jeff Daniels y Jim Carrey como los notablemente idiotas Harry y Lloyd, y los gags en los cuales se involucraban sin mucho asco o pudor.
Con unos tipos así el humor se encuentra en cualquier lado. No hace falta contar la misma historia dos veces. Pero los directores Peter y Bobby Farrelly no lo creen de esa forma, y envían a sus protagonistas en la misma aventura que vivieron hace ya 20 años: un road trip a través del desértico ombligo de Estados Unidos en busca de una elusiva femme cuya atención los enemistará. En el camino se les une un tercer tipo que tiene la misión secreta de liquidarlos (Mike Starr en la primer película, Rob Riggle en la segunda) pero nuestros infantiles imbéciles lo torturan con bromas pesadas.
¿Cuán imbéciles son Harry y Lloyd? Es la pregunta que guía la expectativa del público. Pueden conversar entre sí por teléfono en el mismo cuarto sin darse cuenta. No pueden distinguir un órgano humano de un bife asado (o una vagina de un pavo, para el caso). Y en un chiste robadísimo de Un loco anda suelto (The Jerk, 1979), uno de ellos ha pasado toda su vida sin deducir que es adoptado, a pesar de tener padres chinos.
El ratio de éxito de los chistes es un poco disparejo. Los mejores ocurren cuando las estupideces de Harry y Lloyd rebotan contra un personaje serio, y la película provee el escenario ideal en la forma de una prestigiosa conferencia científica (en la cual son confundidos con científicos Nobel, obviamente). Kathleen Turner (!) y Rob Riggle proveen los mejores contrapuntos cómicos de la película. Harry y Lloyd no son tan graciosos cuando no tienen a nadie a quien irritar o torturar. Esto se demuestra cuando están solos, o en las escenas que comparten con Penny (Rachel Melvin) – la hija perdida de Harry, que es igual de estúpida que su padre y su amigo.
La película podría haber sido mucho más graciosa. Y debería haberlo sido. La original gozaba del shock de sus gags, una vertiente de humor negro y el auge cómico de Jim Carrey. Y como dijo uno de sus directores, obtenemos más de lo mismo. Lo que no dijo es que el material ha sido lavado y desteñido por veinte años de otras comedias similares que han sabido imitar a Tonto y retonto mejor que su propia secuela. Tonto y retonto 2 no fue inspirada por ninguna idea particular excepto la de copiarse a sí misma y aferrarse a un semblante de nostalgia. Los créditos concluyen con imágenes de las dos películas, y lo único que logran es recordarnos cuánto más graciosa fue la primera.