EL SABOR DEL REENCUENTRO
Si hay una película que muchos se cansaron de ver en la tele a lo largo de toda su juventud, y que además se bancaron muchas veces doblada o arrancada por la mitad, es la recordada “Tonto y Retonto”. Esta aventura llevó hace 20 años a Jim Carrey y Jeff Daniels a cruzar el país yanqui para devolver un maletín en Aspen a una sensual chica, de la que el primero estaba locamente enamorado. En el vigésimo cumpleaños de este clásico, el público se reencuentra con estos estúpidos en una secuela inesperada hasta el momento en que se la anunció. ¿Necesaria? No. ¿Merecida? Sí.
Con una introducción fabulosamente resuelta en la que se reúnen este par de tarados, nos sumergimos verosímilmente y felices en este nuevo viaje. En esta ocasión, Lloyd está totalmente en la suya y Harry necesita urgente un trasplante de riñón. Por eso, salen en busca de un órgano vital que sea familiarmente compatible. Tras unos ligeros problemitas, Harry parece descubrir algo de su árbol genealógico que desconocía por completo: una hija abandonada. De esta manera, la persecución hasta su riñón da comienzo y las “boludeces” no dejan de florecer.
Aunque resulta raro verlos en alta definición, lo mejor de todo son sin duda estos protagonistas. Parecen haber sido extraídos de un dibujito animado, por algo Hanna Barbera los caricaturizó en el ’95. Como debía ser, “Tonto y Retonto 2” cuenta con sus dos actores originales, que están aún mucho más tontos que antes, hace 20 años al menos eran jóvenes y su actitud podía estar un poco más justificada. Ahora están viejos, un poco gagas e incluso Jeff Daniels podría tranquilamente hacer de abuela. Él es el tonto, un poco más cuerdo, mientras que el corte-taza es el retonto. Excelentes las expresiones faciales de Carrey, su forma de hablar y los movimientos que realiza con el cuerpo. Su participación es impecable y una vez más demuestra que es un gran actor en distintas facetas.
En cuanto a los chistes que encontramos podemos estallarnos con algunos y casi ni reírnos con otros. Los dialogados u obvios se exceden a tal punto que pueden cansar al espectador, y por eso, seguramente vayan a disfrutar más la primera mitad que la segunda. En líneas generales, lo mejor es el humor que entra puramente por los ojos. Esos chistes visuales obligan a los dos a actuar de forma estúpida, a meterse en lugares impensados o a participar de pequeños gags que no esperamos, incluso hay una parodia muy graciosa a una famosa serie que no voy a revelar.
Si bien, ésta no le llega a los talones a su película original, en la cual los personajes hacen su presentación al público, “Tonto y retonto 2” es una digna apuesta de sus creadores: los hermanos Peter y Bobby Farrelly. El de 1994 había sido su primer largometraje, y aunque durante su carrera nos deleitaron con “Loco por Mary” (1998), “Irene, yo y mi otro yo” (2000) y “Amor ciego” (2001), en los últimos años no generaron mucho fanatismo con sus obras. Jim Carrey les agradece por poder repetir uno de los papeles que lo llevaron a la fama y Jeff Daniels debe agradecer porque era la única manera de que alguien vea una de sus películas. Aplausos para este reencuentro.