La cuarta entrega de Torrente no agrega demasiado a la fórmula de la trilogía anterior, salvo la inclusión de un 3D no demasiado bien aprovechado y un mayor despliegue de producción (efectos digitales, explosiones, etc). El resto, es más o menos lo mismo: el ex detective y ahora desempleado José Luis Torrente haciendo de las suyas en una sociedad madrileña pauperizada (sí, hay comentario "social"), muchos desnudos siliconados y la incorrección política de siempre (escatología, misoginia, machismo, etc). Hay muchísimos cameos (la mayoría intrascendentes fuera de España, salvo para nosotros los del Kun Agüero y el Pipita Higuaín), referencias más o menos obvias a La fiesta inolvidable, de la dupla Blake Edwards-Peter Sellers (la secuencia de arranque), a la saga de James Bond (incluso desde los créditos iniciales), al subgénero carcelario (allí va a parar el antihéroe) y, claro, a las entregas anteriores de la propia invención de Segura, que lo ha convertido en el rey Midas del cine español. Si todo eso es suficiente o no como para animarse a esta comedia guarra, cada uno de ustedes sabrá evaluar con las cartas sobre la mesa.