El terror regresa aggiornado
Cualquiera que haya visto la saga Scream en la década del noventa, sabe de qué se trata esta propuesta de terror adolescente que vuelve comandada por el especialista Wes Craven y con el guión de Kevin Williamson.
La fórmula es la misma pero está aggiornada a los tiempos que corren y el resultado es tan inquietante como entretenido. En Scream 4, el realizador juega con el "cine dentro del cine" una vez más y luego de un comienzo construído a la manera de cajas chinas sorprende al espectador.
La escritora Sidney Prescott (Neve Campbell) está preparada para volver a Woodsboro, comunidad que hace diez años fue aterrorizada por un asesino serial, y se reencuentra con sus viejos compañeros de andanzas: el sheriff (David Arquette) y la reportera Gale (Courteney Cox). La trama también incluye nuevos personajes como su prima Jill (Emma Roberts) y una galería de adolescentes tan incautos como sospechosos. El juego del gato y el ratón está servido cuando unas estudiantes aparecen asesinadas.
Las "reglas" que siguen los diferentes personajes para sobrevivir (al igual que en las películas anteriores y, en ésta, ni ser gay les ofrece una salida); los oportunos toques de humor (la saga de Puñalada dentro de la historia) o las chicas solas y desprotegidas, son las que movilizan la trama. Esta cuarta entrega se apoya más en la original y está modernizada por la tecnología, y la web como medio para transmitir los crímenes.
Plagada de referencias a los asesinos Michael Myers de la saga Halloween; Jason de Viernes 13 y Cara de Cuero, de La masacre de Texas, el film es un verdadereo festival que juega con el horror y se sabe burlar de sí mismo. En tanto, el asesino de máscara blanca se esconde en las sombras y espera mientras la lista de sospechosos aumenta minuto a minuto.