Sin carcajada, no hay Torrente
Año 2018. José Luis Torrente (Santiago Segura), desmejorado y flaco, sale de la cárcel y se encuentra con otra España, una devastada económica y moralmente. Es un paria entre parias y por ello decide salirse del sistema -como si alguna vez lo hubiera estado-, y para ello planea dar un golpe sensacional: asaltar un casino. Semejante empresa lo lleva a asociarse con John Marshall (Alec Baldwin), un gringo que se encargó de armar todo el sistema de seguridad del casino y a cambio no recibió un peso.
Hasta aquí el núcleo de la trama, lo que sigue es el festival que Segura nos preparó para dar, si se quiere, un cierre a la saga. Personajes de entregas anteriores que regresan, algunos a cargo de un actor diferente -como el caso de Cuco, interpretado por Gabino Diego en "Misión en Marbella" y ahora por Julián López-, nuevos infradotados dispuestos a formar parte del grupo de élite comandado por Torrente, y el ya clásico desfile de cameos donde tienen lugar algunos de los referentes más clásicos del humor español, como Andrés Pajares, Chiquito de la Calzada, José Mota o Josema Yuste, del dúo Marte y Trece; entre otros.
A diferencia de la película anterior, Segura esta vez decidió focalizarse en una trama, contar una historia en lugar de poner gags sin demasiado sustento. El resultado es una buena comedia cargada de sátira, humor negro y una despiadada, a la vez que ácida, mirada hacia el corazón mismo de España.
Entre tanto cine hecho por creídos de sí mismos necesitados de demostrar cuán cinéfilos son en cada toma, Segura dirige sus obras sin estridencias ni autobombo, sencillamente demuestra en los hechos que sabe cómo construir una trama y hacer uso de todo lo que evidentemente aprendió viendo a los maestros, sin más pretención que la de entretener con calidad.
El motor de Segura es la pasión, sirva como ejemplo el modo en que se las ingenia para tener al fallecido Tony Leblanc en la película, y de paso homenajearlo. Queda así expuesto que lo de Segura es un acto de amor hacia el cine. Se nota, y puede que allí esté la respuesta al por qué de su constante éxito. El por qué esperamos cada nueva entrega de este personaje desagradable hasta los huesos, y al mismo tiempo, de alguna manera, entrañable. El cine de Santiago Segura exuda franqueza y humildad, valores que todos queremos en un amiguete, por eso siempre lo recibimos de buena gana. Esperamos verte de nuevo, Torrente. Y que siga la fiesta!