Vuelve la acidez
Vuelve Santiago Segura ("Balada triste de trompeta", "Torrente" 1, 2, 3 y 4) con su anti héroe más famoso, el detective José Luis Torrente.
Su retorno está enmarcado en un mundo "futurista", precisamente el 2018, en el cual los afectados por el paro económico cometen crímenes sólo para poder ingresar a la cárcel y tener algo estable para comer, beber y dormir. Palito para la clase política española. El estadio del Aleti está siendo demolido por lo que se supone son faltas de resultados positivos. Palito para el club. Por otro lado la sociedad se ha vuelto más sustentable y respetuosa de la condición humana, lo cual desconcierta a Torrente que no entiende porque hay tanta mojigatería.
Al salir de la cárcel y percatarse de cómo ha cambiado todo, nuestro policía corrupto decide hacerse aún más corrupto y planear un robo al estilo "La Gran Estafa" (pero mucho más berreta y divertido) al casino de Eurovegas. Para esto se pone en contacto con un antiguo compañero de prisión norteamericano llamado John Marshall, interpretado por Alec Baldwin, sí, sí, el mismísimo.
La película sigue la línea de las entregas anteriores, con muchos gags políticamente incorrectos acerca de la prostitución, el consumo de drogas, el racismo, el trabajo infantil, la discapacidades motrices y podría seguir y seguir. Algunos de ellos son bastante efectivos y provocan la escapada de algunas carcajadas mientras que otros parecen demasiado guionados y se pierden un poco, sobre todo para el público no español que no está familiarizado con algunas cuestiones culturales de ellos.
El humor es negro y ácido, no apto para personas irritables por chistes políticamente incorrectos. Torrente es racista, es asqueroso, es misógino, es fascista, es traicionero y es un reflejo de los defectos que tenemos algunas veces todos, pero condensados en su persona.
Torrente 5 es todo Santiago Segura, con el acompañamiento correcto de otros cómicos y cameos de algunos personajes famosos, pero en esencia sin Segura no funcionaría para nada la franquicia. Ya se empieza a notar un poco el cansancio de los espectadores, por lo que debería haber un cambio drástico para la secuela o directamente hacer un cierre de las aventuras de Torrente.
Como conclusión diría que aún le quedan algunos trucos bajo la manda a Segura, pero se nota que la fórmula está empezando a agotarse. Para los seguidores de Torrente, esta secuela es divertida y cumplirá con su cometido. Para los no seguidores, les puede resultar una comedia ácida entretenida aunque lo mejor sería ver aunque sea la primera para entender un poco de que va la franquicia. Una perlita, el personaje de Ricardito (Carlos Areces)... Los va a hacer reír muchísimo.