Se les escaparon las tortugas
Nuevo regreso sin gloria de las TMNT.
Las Tortugas Ninja tienen más de 30 años de historia con un exitoso recorrido por el cómic, el animé, las series televisivas, los videojuegos, varias películas y múltiples derivados (merchandising incluido, claro). Nunca me enganché demasiado con estos personajes, estoy lejos de ser un experto en la materia (aunque consumí un poco de todo) y ni siquiera vi el primer largometraje producido hace un par de temporadas por Michael Bay. Por eso, este “reencuentro” con un universo que me resulta totalmente ajeno y por momento inescrutable (“¿qué le ven?”, es la pregunta inexorable) tenía algo de curiosidad si se quiere sociológica. Al fin de cuentas, por más viejo que uno se vaya poniendo (y más distante de las nuevas generaciones quede), uno siempre quiere saber qué consumen los niños y preadolescentes de hoy.
La apuntada presencia de Bay no auguraba grandes cosas y como director aparecía el ignoto Dave Green, con mínimos y no muy auspiciosos antecedentes. Y hay que decir que este (nuevo) regreso a la pantalla grande de las TMNT, esas cuatro tortugas antropomórficas, adolescentes, mutantes y ninjas que son Leonardo, Rafael, Michelangelo y Donatello, es flojo, pero no patético; de manual, pero no del todo penoso.
Los protagonistas arrancan la primera secuencia saltando por edificios de Manhattan y terminan comiendo pizza mientras miran desde el techo un partido de la NBA de sus queridos New York Knicks. Tras ese simpático comienzo, se explica la trama (por llamarla de alguna manera). Hay un malo (Destructor) que lidera una organización (Clan del Pie), los ayuda un científico (Tayler Perry) y luego aparece una amenaza mucho peor (extraterrrestre y monstruosa). Y están los buenos, como el egocéntrico Vernon (Will Arnett) y la seductora -siempre en pose- Megan Fox.
El problema principal del film es que no se trabajan demasiado las diferencias, los matices y las singularidades de cada uno de los cuatro héroes, las escenas de acción -correctas, profesionales- nunca dejan de ser ruidosa y acumulatorias (para delicia de Bay seguramente), las subtramas van muchas veces por caminos separados y no terminan de cohesionarse, y las sorpresas escasean. Nada terrible, ningún problema que no se haya visto en decenas de productos pequeños, medianos y grandes de los estudios, pero si la factura no es particularmente inspirada es muy difícil para un neófito como yo engancharse con una franquicia como esta. Es probable que los fans también le encuentren más de un flanco débil al asunto, pero esa es una discusión, un debate al que no puedo aportar. Como decía el vergonzoso eslogan de un BAFICI pasado: “Si no es para vos, no es para vos”.