Hay un momento en “Tortugas ninja 2: Fuera de las sombras” en el cual hay una referencia gratuita, innecesaria, y hasta auto-referencial, a Transformers, porque justamente Michael Bay es productor de ésta segunda entrega. Se nota. Se nota en la soberbia preocupación por la parafernalia de efectos especiales en desmedro de la historia.
Y eso que el guión de Josh Appelbaum y AndreNemec no necesariamente golpea primero. Es más, tarda en arrancar porque se ocupa de presentar a los personajes. Se toma el tiempo. El problema es que ya hubo casi dos horas en la anterior para hacerlo, con lo cual la sucesión de situaciones como comer pizza al borde de la pared de un estadio o pasear por ahí resulta redundante aunque se cuele algún diálogo ingenioso.
Michelangelo (voz de Noel Fisher), Rafael (voz de Alan Ritchson), Donatello (voz de Jeremy Howard) y Leonardo (voz de Pete Ploszek) andan de lo más bien hasta que empiezan a aparecer, para regodeo de los fanáticos y nostálgicos, algunos villanos conocidos en la saga de historieta. Por supuesto está la reportera (Megan Fox que es preciosa, pero de actuar ni hablar) y la mujer comisario mayor de la ciudad (Laura Linney, a quien Megan Fox debería observar más detenidamente para aprender algo). Es decir, muchas figuras conocidas para coincidir en una historia demasiado endeble como para justificar la presencia de todos.
Es el cine que hace Michael Bay, aunque el director aquí sea Dave Green. Las secuencias de acción dejan la boca abierta por su circense realismo, estableciendo una forma prodigiosa para combinar dirección de arte, montaje, efectos sonoros y CGI. No hay nada para señalar al respecto y hasta se podría decir que supera a la estrenada en 2014. “Tortugas ninja 2: Fuera de las sombras” brilla como el sol por sus efectos especiales, pero el guión tiene el tamaño y la consistencia de una albóndiga.