Sólo caparazón
El regreso de las Tortugas Ninja es un rosario de artificios visuales en una historia sin fuerza y con personajes desdibujados.
¿Cuántas horas habrán pasado frente a la tele, los que andan entre los 30 y los 40, viendo los dibujos animados de Las Tortugas Ninja? Cuando a principios de los '90 se lanzaron a la pantalla grande tres versiones seguidas de estos personajes, las posibilidades cinematográficas distaban bastante de las que se utilizan actualmente, en cuanto a tecnología se refiere. La lógica indicaba que, con la animación por computadora a favor, no iba a resultar muy difícil tener más vivos que nunca a estos queridos héroes delante de nuestros ojos.
Craso error. Lo que se trae entre manos esta adaptación modelo 2014 es un gran despliegue visual, sonoro y efectista, que se contrapone a una historia que en primer lugar cambia varias cosas acerca del origen de estos bichos con caparazón, y que en segundo lugar no logra construir con el espectador común (y es de suponer que menos aún con los fanáticos) una comunión, un lazo. Para los que conocen algo de nombres del ambiente de la industria cinematográfica americana, no resultará extraño que estos conceptos surjan de un producto en el que está metido el realizador Michael Bay.
Aunque aquí se pone en el rol de productor y es Jonathan Liebesman el que toma las riendas en la dirección, Tortugas Ninja es un típico arsenal de la factoría de Bay. De hecho, en muchas de las escenas rimbombantes de acción, si se quitara a los mutantes verdes de la imagen, tranquilamente podría pensarse que se trata de una secuencia de Transformes, Armageddon o Pearl Harbor.
Básica. La trama es sencillísima: un villano que maneja a todos los estamentos está convirtiendo a la ciudad en un sumidero, por lo que hace falta de manera desesperada la presencia de alguien que restablezca el orden. Y entonces aparecen estas cuatro tortugas mutantes, que en cuestión de pelea parece que se las saben todas, y se erigirán como los salvadores del caos.
No existe prácticamente ninguna excusa en el guión por la que se haga necesaria la presencia de Megan Fox, que por supuesto tiene como mejor aporte su físico escultural y su bello rostro. Interpreta a la periodista April O'Neil, quien va acompañada por su camarógrafo Vern Fenwick (papel a cargo de Will Arnett).
El resto del elenco también está incorporado a regañadientes, y eso da la pauta de que para los realizadores lo único que importaba era poner en plan de lucha a las tortugas, que el único fin era emprender rápidamente con la parafernalia visual y sonora. Las noticias que llegan desde distintos lugares del planeta donde la película ya lleva varios días de proyectada, indican que la performance en taquilla no es para nada desdeñable.
Es probable que por estos lados pase exactamente lo mismo, pero eso no quita que para quienes crecieron disfrutando de estos personajes hace varios lustros, resultará más satisfactoria la experiencia de rescatar los viejos VHS guardados en el placard y ponerse a ver las cintas de los ingenuos pero más genuinos años noventa.