Saga idiotizante con el peor reinicio
Con las Tortugas Ninja –una de las sagas más idiotizantes en la historia de la humanidad– hay un problema grave: a la gente parece encantarle, tal como lo confirma que haya sido la película de mayor recaudación el fin de semana de estreno de esta nueva en Estados Unidos. Todo empezó con un comic de los ’80 (¡malditos comics de los ’80!), siguió con varias series animadas de tevé (¡malditas series animadas de tevé!) y pasó al cine en 1990. La primera película fue... ¡uno de los films independientes más exitosos de la historia! Nada de Simplemente sangre, ni Pulp Fiction, ni Haz lo correcto, ni ninguna otra: Tortugas Ninja. Esta que se padece ahora es la quinta, que para rebootear la serie recurre al originalísimo truco de la vuelta al origen, que en los últimos años no se le ocurrió a nadie. Premio a la Creatividad para sus responsables.
Para quien haya logrado mantenerse al margen del asunto, habrá que recordar que los seres del título son tortugas antropomórficas, son cuatro hermanos, por algún motivo (¿cuál?) todos tienen nombre de maestros de la pintura renacentista (Leonardo, Donatello, Rafael y Miguel Angel) y dominan el arte de las artes marciales ninja, teniendo por maestro a una rata de alcantarilla. Como son yanquis, son guerreras, utilizan trajes de mercenario y vinchita tipo Rambo y luchando contra toda clase de malvados. Como tiene que haber una chica, hay una chica. Se llama April y es periodista. ¿No había ya en la historia de la historieta una famosa periodista? Quizá los “creadores” de las Tortugas no se dieron por enterados.
Todas las novedades de esta quinta –que es la primera– son para peor. Eso tiene que ver con que ahora tomó las riendas de la producción Michael Bay, el de Transformers, que hace películas de dos horas y media donde patovicas de metal se dan, se dan y se dan. Acá, en cambio, son tortugas-Rambo, pero la película está tan sobreproducida como todas las de Bay, apuesta con el mismo ahínco a efectos digitales de nuevo rico y no se entiende nada de lo que pasa cuando los quelonioides se trenzan con algún enemigo, la fotografía es oscurísima. Y está, claro, Megan Fox, el objeto con el que el director apuntaba a mantener firme a la platea masculina en la primera Transformers. Si Tortugas Ninja es para chicos, debería haber menos violencia y sexo. Con suerte, que el malo (el genial Will Arnett, obviamente desaprovechado) mande a sus esbirros a “drenar hasta la última gota de sangre, matándolos si es necesario” puede llegar a instruir a estos parvulines para que de acá a unos añitos se compren una Uzi y entren al colegio de sus amores, no precisamente para rendir Merceología.