Las Tortugas Ninjas la sacaron barata para tratarse de una producción de Michael Bay.
El film pudo haber sido mucho peor.
Después de la última película live action de 1993, que dió inicio a la etapa decadente de estos íconos populares, las tortugas regresan a los cines con una producción muy influenciada por la serie animada del 2003, que representó el relanzamiento de los personajes para una nueva generación de niños en el siglo 21 (más info en el link).
Esto tiene bastante sentido y lo veo bien. Hoy los chicos de entre seis y diez años, que son el target de espectadores que más van a disfrutar este estreno, descubrieron a las tortugas por este dibujo animado que se mantuvo vigente hasta el 2009.
El film tomó numerosos elementos de ese programa, como el aspecto más intimidante de los personajes, el tratamiento de la acción, el look de Destructor e inclusive incorporaron en la trama a Karai, la hija adoptiva del villano. Todos estos ingredientes generan que los pibes de la actualidad se encuentren con una adaptación familiar de la versión que ellos conocen de esta propuesta.
Si bien en el pasado se hicieron cosas peores con las Tortugas Ninjas, creo que este film
podría haber sido mucho mejor si quedaba en manos de otros realizadores. La gran debilidad de esta producción es que acarrea todas la imbecilidades y vicios que caracteriza el cine de Michael Bay. En una menor medida que Transformers, también es justo mencionarlo, pero están ahí
Pese a que él no la dirigió y esa tarea estuvo a cargo de un cineasta sin personalidad como Jonathan Liebesman, el espíritu de Bay está muy presente.
El guión corrió por cuenta de los sujetos que trabajaron en su serie de televisión, Fastlane, y presenta un nuevo origen de las tortugas. Esto no me parece mal. Está bueno que se reinvente la historia y hagan algo diferente. El problema es cómo lo hacen.
Es increíble que una producción que costó 125 millones de dólares no pudiera contar una historia menos estúpida. Desde su concepto inicial, las Tortugas Ninjas siempre fueron una gran bizarrada. Sin embargo, dentro del delirio que proponían sus creadores había un mínimo de coherencia en el argumento.
Algo que no existe en esta producción. La nueva historia de las tortugas asocia el origen de los protagonistas con el pasado de April O´Neil y dentro de este conflicto Destructor quedó completamente pintado en el film. En consecuencia, su presencia en este argumento y la pelea con los héroes carece por completo de sentido, ya que los personajes ni siquiera se conocen y no hay un motivo concreto que justifique una confrontación.
¿Por qué pelean las tortugas con Destructor?
Porque necesitaban una escena de acción para el final de la película. No importa que la situación no tenga ningún tipo de sentido, total los chicos se entretienen igual.
El verdadero villano en este argumento es un científico interpretado por William Fichtner (Armageddon) que tiene más peso en la trama. En la nueva película, las tortugas y la rata Splinter se convierten en ninjas porque encontraron un libro de artes marciales en una alcantarilla. Si el libro hubiera sido de autoayuda entonces habrían sido vendedores de seguros.
Sin embargo, lo peor de todo es el trabajo que hicieron desde la animación computada con el diseño de los protagonistas, quienes se ven horribles y artificiales. Sólo los realizadores saben qué quisieron hacer con los personajes. Las viejas marionetas electrónicas, que creó Jim Henson para la primera película de 1990, tenían expresiones faciales mucho más realistas que lo que hicieron estos tipos con la tecnología actual.
Aunque el director Liebesman tarda una eternidad en presentar a las tortugas, debido a que pierde tiempo en su narración con personajes que a nadie le interesa, se desenvuelve muy bien en las secuencias de acción que suelen ser su fuerte. En ese campo la película está muy bien lograda y tiene buenos momentos.
Megan Fox, que suele ser aniquilada en cada cosa que hace, la verdad que presenta un trabajo bastante decente y es el menor problema de este film. Si tiene más o menos Botox en su rostro es un problema de ella que no debería repercutir en el análisis de este estreno.
Reitero, los chicos seguramente la van a disfrutar, pero podían haber hecho una película superior. Son las Tortugas Ninjas, un clásico de la cultura popular que hace 30 años se mantienen vigentes.
Para la continuación, que ya se encuentra en producción, se van a incluir muchos más elementos de la vieja serie animada de los ´80 y tal vez resulte mejor. Ojalá cambien a los guionistas.