El corazón de los mutantes
La historia de la película es bien simple, la tecnología animada está muy por encima del guión.
Atraer al público joven, apelar al recuerdo y, una vez más, adaptar una franquicia del mundo animado para “encarnarla” digitalmente. Esta vez, en forma óptima.
La trama original de la serie gráfica de 1984, que en 1987 llegó a la TV (Tortugas Ninja Adolescentes Mutantes) tenía a cuatro quelonios y una rata que crecieron a tamaño humano por el accidental vertido de residuos radioactivos en las alcantarillas de Nueva York. Esto no se respetó en el filme, es más, se le dio un carácter de animalitos de laboratorio lo que enfureció a varios de sus fanáticos.
La pregunta es: ¿esto cambia la esencia del filme? No, el director Jonathan Liebesman (Furia de Titanes 2) y el productor Michael Bay -una especie de Rey Midas en franquicias retocadas- fueron a lo seguro, captaron a Megan Fox (de su saga Transformers) para ponerla en la piel de la periodista Aprile O´Neil. Y así dejar que la leyenda de las Tortugas Ninja, que en 2014 cumple 30 años, hable por sí sola.
Con el vértigo típico de Hollywood en cuanto al desarrollo de la acción -por momentos es difícil seguir qué sucede en pantalla, las tortugas son sombras veloces y armadas en el inframundo-, esta película refleja muy bien el carisma y espíritu de cada uno de los personajes. Y se los diferencia en su contextura física. La fortaleza de Rafael, el equilibrio de Leonardo (el más dedicado a las artes marciales), la sabiduría tecnológica de Donatello (quien no deja sistema informático sin vulnerar) y la diversión de Miguel Angel, cuyas bromas rozan el ridículo y no tienen la misma efectividad que su letal uso del nunchaku.
La historia de Tortugas Ninja es simple, la tecnología animada está muy por encima del guión. Los cuatro justicieros buscan divertir, dejarse llevar por sus hormonas adolescentes y defender a su “padre” Splinter. Una trama sin quiebres o suspenso, pero efectiva.
Una amenaza tóxica buscará poner de rodillas a Nueva York de la mano de Eric Sacks (William Fichtner) y El clan del pie, liderado por el maquiavélico Shredder, una especie de samurai robótico con afiladas cuchillas que van y vuelven hacia su dueño.
Tortugas Ninja es un filme de búsquedas: de identidades, de un pasado, de reconocimientos -vean a April en las reuniones de redacción del noticiero ante la incrédula Whoopi Goldberg- y de no olvidar los orígenes de uno, su corazón. No por nada, el comienzo y el final del filme tienen carácter de cómic, con sus personajes enmarcados en viñetas gráficas.