Figurita repetida A casi 30 años del estreno de El Oso (1988), el francés Jean-Jacques Annaud vuelve a rodar una película de aventuras con animales como protagonistas y el resultado es Tótem lobo (Wolf Totem), otro film cuyo tema principal es el avance indiscriminado del hombre contra la naturaleza y las consecuencias de sus acciones. Basado en el best seller de Jiang Rong, Tótem lobo cuenta la historia de Chen Zen, un estudiante de Pekín que es enviado a Mongolia para convivir durante dos años con un pueblo nómade. Allí descubre que el lobo es respetado y temido por igual en la comunidad y decide adoptar uno para protegerlo de un emisario del gobierno que tiene la orden de erradicarlos de la estepa. Annaud no escatima fotogramas para mostrar grandes extensiones de tierra y sobre todo al otro protagonista del film, el lobo. Chen Zen queda hipnotizado ante la belleza y la mística del legendario animal y el director plasma en primerísimos planos la obsesión del estudiante. La primera mitad del film, que oscila entre las peripecias del protagonista y la tribu nómade, es la más lenta debido a que muestra el día a día del trabajo de campo. En la segunda hora vemos como la trama se complica por la intromisión del gobierno y el interés amoroso que tiene el protagonista por una integrante de la tribu. Annaud apenas toca estos dos aspectos y no les da la profundización que se merecen. El director se deja llevar por la belleza del paisaje y destina demasiado tiempo a planos que podrían haber sido más acotados para centrar la atención en los conflictos internos del protagonista. Tótem lobo es un film que viene a engrosar la lista de historias que relatan la ambición desmedida del hombre y la destrucción que deja a su paso. Las secuencias de caza tanto de los hombres como de los animales están muy bien resueltas pero no alcanzan para rescatar una película que intenta dejar un mensaje harto conocido.
El cine sólo como un gran espectáculo Annaud opta por una historia situada en la China de la Revolución Cultural de Mao. El joven Chen Zhen y lobos hambrientos protagonizan un film más grandilocuente que trascendente. Cuando hace tres años el asiático domesticado en Hollywood, Ang Lee, se llevó premios y aplausos por Una historia extraordinaria, tal vez sin saberlo, reinventó una categoría cinematográfica: la película deslumbrante y vacía. A los pocos meses vino Gravedad de Alfonso Cuarón y su viaje espacial con solo dos ocupantes perdidos en medio de estrellas, planetas y meteoritos. Ambas, claro está, provistas de los anteojos 3D para deslumbrar y mirar azorado hasta dónde el cine actual puede convencer a propios y extraños desde su objetivo primigenio de vehículo de masas. Sin anteojos de por medio pero con el formato Imax como impacto no casual, ahora el menos que discreto cineasta francés Jean-Jacques Annaud irrumpe con un tercer ejemplo de un cine-concepto dirigido al vacío. Los antecedentes menores (La guerra del fuego, El oso, El nombre de la Rosa) y francamente olvidables (El amante, Siete años en el Tíbet) tampoco anunciaban una mejoría, ya que el director, ambicioso y vacío como su obra, nunca ubicada en un perfil bajo sino en un plano de inexplicable grandilocuencia, ahora decidió interesarse por una historia situada en la China de la Revolución Cultural de Mao, pero tomando como centro geográfico a las interminables y gélidas planicies habitadas por mongoles y lobos. Por supuesto que la primera crítica que se transmite refiere al poder inquisidor de la política de Mao Tse-tung y al envío de miles de jóvenes estudiantes hacia esos parajes para adoctrinar a los pastores nómades de origen mongol. Luego de ese anclaje de torpe lectura política, aparecen los protagonistas principales: el joven Chen Zhen y las decenas de lobos hambrientos y voraces que pueblan el lugar. El punto de inflexión de Tótem Lobo serán los cuidados intensivos y el control en el crecimiento de un pequeño lobezno a cargo del personaje (humano) principal. Habrá más de un imprevisto ataque animal, una lucha encarnizada entre el joven educador y los pobladores, una lectura ecologista de manual, la decisión del gobierno de acabar de una vez por otras todas con los lobos y la elemental mirada de un director que se decide por un cine-espectáculo que recuerda a los peores exponentes del cine estadounidense de los años 50 y sus pantallas anchas. La comparación, en ese sentido, no es casual, ya que Tótem Lobo adquiere esa categoría presuntuosa y vacía de un cine que explota el total de la pantalla como hacían aquellos "péplums" de antaño que sólo disimulaban su pereza estética para exhibir su fachada de naturaleza inerte. En resumen, lindos paisajes, lobos feroces y naturaleza más que muerta.
Debo reconocer que me pareció extraño que este film del increíble Jean-Jaques Annaud pudiera verse finalmente en Argentina. Y mucho más enterarme que sólo se podrá ver en IMAX Norcenter durante una semana. Es más, dejeme decirles, es un gran acontecimiento el que tenemos por delante. He aquí una película que no deben dejar pasar. La novela autobiográfica en que está basado el libro fue furor en China. Hasta que la prohibieron, en 2004. Delicada y a la vez, potente, la obra original de Jian Rong siempre fue una tentación para los grandes estudios orientales. Producirla era un desafío. La cuestión era buscar alguien que se animara a un proyecto tan riesgoso. Cuentan en el medio que ningún director chino se animó a aceptar la oferta de los grandes estudios. Nadie quería filmar con animales de estepa, lobos y en particular, mongoleses. La complejidad de los aspectos de la producción eran tales que los inversores pronto se dieron cuenta que sólo un hombre que tuviera probada eficacia para el registro de la vida animal y a la vez, una veta sensible y adaptable al extremo, podría llevar a cabo la empresa. Y fueron por Annaud. Acertaron. El director de "El Oso" hace bien su trabajo, sabe manejar los tableros con destreza y tiene una habilidad natural para dirigir elencos extensos y resolver condiciones de rodaje duras. En esta oportunidad, la trama nos lleva a vivir la Revolución Cultural, en el contexto de la China de finales de los 60, Chen Zhen (Shaofeng Feng), es un joven estudiante de Beijing que debe viajar a transmitir en el marco de esa propuesta social, educación y cuidado por los semejantes. Se buscaba que los jóvenes fueran a las zonas agrarias a acompañar e ilustrar al pueblo. La cuestión es que allí llegará nuestro héroe, y encontrará un amigo muy particular: un cachorro de lobo ávido de compartir emociones, del que se volverá inseparable. Dos historias se jugarán aquí, el drama en sí del maltrato a estas criaturas y la anemia territorial de los lobos en dicha zona. Todo, filmado con una fotografía impactante que subraya la belleza visual de los paisajes que veremos. Buena reconstrucción de época, gran banda de sonido, estupendo las respuestas de los intengrantes caninos del elenco. En el debe, hay cierta falta de fibra en algunos personajes centrales que desconicertan un poco al espectador. Quizás sea una cuestión de idiosincracia o la barrera del lenguaje del director. No lo sabemos. Sí creemos que no desequilibra anque aporta lo suyo. El reino de Tendrí, ese paraje protegido, es una invitación a la aventura. Lo que se vivirá allí será un canto a la vida, un llamado estratégico de la naturaleza y una apelación a nuestras emociones como sujetos en contextos reales, lejos de las grandes ciudades. Annaud vuelve a lucirse liderando su tarea con oficio. Insisto, "Totem lobo" no sólo es cautivante por los tres años que demandó su producción, sino por la historia que cuenta y el registro en que la hace. Y verla en IMAX es un lujo que no deberían dejar pasar. A tener en cuenta (el maestro francés está de vuelta!).
La feria de las crueldades Un par de décadas atrás, el crítico Quintín postuló, a propósito del film chino Adiós mi concubina, una hipotética relación entre el academicismo cinematográfico y la crueldad. La asociación era insospechada, ya que si algo caracteriza el academicismo es el respeto a rajatabla por una presunta “corrección” cinematográfica, y la exposición de crueldades no parecía encajar en ese canon. Producción mayoritariamente del mismo origen que aquélla –pero dirigida por el francés internacional Jean-Jacques Annaud, conocido sobre todo por su versión de El nombre de la rosa–, Totem Lobo 3D parece hecha para darle la razón al ex crítico de la revista El Amante.Tratándose de Jean-Jacques Annaud es casi innecesario aclarar que Totem Lobo es una superproducción internacional: desde hace treinta años, el realizador de El nombre de la rosa y El amante no filma otra cosa que no sea eso. Incluyendo Siete años en el Tíbet, que como se recordará rodó en Argentina. Gracias a El oso (1988) y la menos conocida Dos hermanos (2004), cuyos protagonistas son una pareja de tigres de Bengala, Annaud se convirtió en algo así como un especialista en superproducciones internacionales con animales. Una experiencia asiática ya tenía: El amante (1992) fue filmada en Vietnam. Basada en una novela autobiográfica, Totem Lobo transcurre en Mongolia durante la Revolución Cultural. Podría transcurrir en cualquier época. Más allá de que los protagonistas (vehículos narrativos, más propiamente) viajan de Pekín a aquellas praderas para trabajar como maestros rurales, no llegan hasta esos alejados parajes ecos de purgas, levas forzadas ni violentos dazibaos.Como en La delgada línea roja y otros films de Terrence Malick, Totem Lobo narra la imparable decadencia de un ecosistema primitivo, a partir del ingreso del hombre de ciudad. Una de las grandes apuestas cinematográficas de los nuevos capitales chinos, la película de Annaud acumula sentidos, episodios y, sobre todo, desgracias. Hasta la llegada del agente externo, la relación de los pastores con los lobos es sencilla: tratan de que la manada se alimente de gacelas para que no se tienten con las ovejas y revolean a los lobos recién nacidos por el aire, cuestión de reducir drásticamente su población. Basta que uno de los maestros (a quienes curiosamente nunca se ve dando clase) tenga la peregrina idea de criar a un lobezno para que las calamidades se sucedan como efecto dominó.Organizada como si las escenas fueran cajas apiladas en un depósito, la feria de crueldades de Totem Lobo incluye a animales volados con dinamita y una secuencia increíble, en la que mientras el líder de la tribu agoniza como resultado de una voladura, su nieto corre riesgo de que le amputen el brazo por la mordida de un lobo, al tiempo que los pastores exterminan a tiros a todos los miembros de la manada.
Un espectáculo visual incuestionable pero narrativamente denso. El vínculo del hombre con los animales es uno que ha sido narrado y documentado con amplio detalle. Algunos con objetividad, muchos más con toda emoción. Jean Jacques Annaud, responsable de El Oso, desembarca en el IMAX Argentina por una semana con Tótem Lobo que retrata uno de estos vínculos. ¿Lobo esta? En plena revolución cultural china, Chen Zhen, un joven estudiante de Beijing es enviado con pastores Mongoles para instruirlos. Una vez allí es advertido de los peligros de los lobos que matan a su ganado y a todo ser vivo que se mueva. Zhen se propone encontrar a uno de los lobos y criarlo como propio. Al mismo tiempo que se produce un lazo entre ambos, las complicaciones empiezan a presentarse; no solo por parte de los lobos, sino de los pastores y el gobierno para el que trabaja. Tótem Lobo 2El guion de Tótem Lobo es uno demasiado extenso para su bien. Aunque Annaud y sus guionistas desarrollan de un modo bastante decente el vinculo entre el estudiante y el cachorro, durante la primera mitad de la película esta se pierde entre escenas con humanos que aunque poseen conflicto, no otorgan mucha progresión; casi al punto que se sienten como escenas de relleno. Recién a la mitad de la película, el guion vuelve a concentrarse más específicamente en el vínculo principal, camino a un desenlace satisfactorio. No obstante, me veo en la obligación de decir que la película como un todo se siente lenta. Dura dos horas y se siente de cuatro. Por el costado visual, Tótem Lobo posee una fotografía riquísima. Aunque el 3D no está bien aprovechado, debe decirse que el gran formato del IMAX le sienta perfectamente a las cuidadosas composiciones de cuadro y el uso del color que Annaud le da a todos y cada uno de los planos. Dentro de esto, también debe destacarse que le sabe sacar planos impecables a los lobos, al punto que consigue otorgarles expresividad. Una tarea nada fácil. Conclusión A pesar de poseer un impecable despliegue visual, Tótem Lobo tiene un ritmo demasiado denso para su bien, por no decir una narración que tiene muchos rellenos superficialmente desarrollados. Una lástima, porque el vínculo principal estaba bien trabajado; lo épico no hacía falta, pero el director sabrá porque lo hizo.
El llamado de la estepa Con Siete años en el Tíbet, el francés Jean-Jacques Annaud ganó la censura en suelo chino. Tótem lobo revierte la sanción y resulta una ambigua alegoría sobre la vida en Mongolia, una de las primeras minorías del gigante asiático. Adaptación del best-seller homónimo de Lü Jiamin (y casi una autobiografía del escritor), la película es inicialmente el vehículo de Chen Zhen, un estudiante partícipe de la fallida Revolución Cultural, a quien el gobierno comunista deporta para educar a las tribus nómades de la estepa. Allí, Chen, maravillado por la belleza del lobo, se instala con la familia de A’ba, un anciano pastor que lo ilustra acerca del rol del carnívoro en el ecosistema estepario. Esa es, quizá, la única bajada de línea oficial (por lo demás, el film, que representará a China en la próxima ceremonia de Oscar, hace un retrato caricaturesco de las autoridades). A escondidas de la tribu, Chen adopta un cachorro de lobo y el hecho traerá consecuencias nefastas. Parte Discovery Channel, parte Jack London, la escena de una tropilla asediada por una manada en la estepa nevada provee el momento más excitante y memorable para un film atemperado en el dramatismo y una duración excesiva.
Una historia muy emocionante, de un gran nivel visual, fascinante fotografía y unos planos que te atrapan. Es la adaptación cinematográfica realizada por el reconocido director francés Jean-Jacques Annaud (“El nombre de la rosa”, “El oso”, “Siete años en el Tíbet”), de la novela best seller de Jiang Rong publicada en 2004, se vendieron más de 20 millones de ejemplares. En 1967 dos joven estudiantes brillantes de Beijing Chen Zhen (Feng Shaofeng) y Yang Ke (Shawn Dou) son obligados a vivir entre los pastores nómadas de Mongolia Interior durante la segunda “Revolución Cultural”. Ellos van a enseñar a leer y escribir pero lo que aún no saben es cuánto van a aprender no solamente de los pastores sino del territorio y de los animales invasores que son los lobos. Quien los acoge en dicho lugar es líder un hombre mayor con una gran barba gris, Bilig (Ba Sen Zha Bu, as Basen Zhabu), este le deberá enseñar todo de este lugar como así también sus costumbres, y desde el primer momento le muestra quien es el enemigo que son los lobos. Pero Zhen se siente atraído y encantado desde el primer momento de esa especie, pasa varios meses y un día es rodeado por una manada de lobos hambrientos, momento que genera bastante tensión, este joven descubre algo y logra salvar su vida. Estos hombres y los lobos luchan constantemente por encontrar su lugar en el mundo. Varias situaciones irán enfureciendo a esta especie cuando Bilig y Bao Shunghi (Yin Zusheng), vendan sus alimentos que ellos conservan en el hielo, rompiendo el equilibrio, además un oficial da la orden de matar las crías durante la primavera y estos lobos no tarda en acumular odio y buscar venganza. Pero dentro de esas cacerías a escondidas Zhen oculta un lobo bebé, de esta manera surgen los conflictos, importante planteos, siguiendo la relación entre este joven, el amor y lobo. Con una escena final exquisita desde la enseñanza que deja, los sentimientos y las imágenes. Se encuentra filmada de manera impecable y majestuosa, con imágenes y distintos planos prodigiosos, por momentos con toques de documental de National Geographic, se van creando muy buenos climas, llena de mensajes, es desgarradora, muy emotiva, contiene escenas duras y fuertes, un buen montaje, la música de James Horner y su estupenda fotografía son también los protagonistas. Los lobos de Mongolia fueron entrenados por Andrew Simpson. Es una pena una única sala y una sola semana para disfrutarla en 3D.
Dersu uzula El titulo de la nota no está en función de referencia comparativa con el último filme de Jean Jaques Annaud, sino con el sólo fin de anticipar algo del orden del discurso puesto de manifiesto en esa obra maestra del director japonés. En ella, sobre el final se hace alusión a los actos humanos perversos, asesinos por placer, con un único fin económico. Entre tanto la realización del director francés, el mismo de “La guerra del fuego” (1981) y “El nombre de la rosa” (1986), en esta ocasión articula el concepto sobre el la barbarie humana, casi instalada como un virus, de manera explicita, no siendo el único tema que desarrolla de manera manifiesta, el otro tema es la invasión cultural, no hay lecturas subyacentes de real importancia, todo esta dicho a partir del relato de la historia y de las imágenes que presenta. Basada en un best seller escrito por su principal personaje, Chen Zhen, un joven estudiante de Beijing, nos encontramos a mediados de la década del ´60, junto a un compañero de estudio, es enviado como docente, para “enseñar” a los niños mongoles sobre la “revolución cultural”. Para ello debe vivir entre los pastores nómadas de Mongolia interior, durante dos años. Chen llega dispuesto a entregar todos sus conocimientos que la educación formal y citadina le ha entregado. Nunca supuso lo mucho que tiene todavía que aprender a partir de la cultura en la que se ha insertado. Del modo de vida en esa tierra ilimitada y hostil, sobre la noción de comunidad, de libertad, de responsabilidad sobre el mantenimiento del equilibrio de la naturaleza, y sobre los lobos, las criaturas más temidas y veneradas de las estepas. Quedará deslumbrado por la ininteligible, para él, mística relación entre estas criaturas sagradas de estos pastores. Para poder entender más, le surge la idea de capturar una cría de lobo con la idea de domesticarlo y estudiarlo. Situación que se precipita cuando los jefes desde la ciudad demuestran las verdaderas intenciones, corromper tanto a los habitantes del lugar como su forma de vida. La relación entre el hombre y el animal, el modo de vida tradicional de la tribu, e incluso el futuro de esa tierra, se ven amenazados cuando un oficial del gobierno central decide eliminar a los lobos de la región, pues sólo importa el valor de la piel de los mismos. El filme se podría encuadrar dentro del género de aventuras, por el lugar en donde está localizada la acción, los espléndidos, bellísimos, escenarios naturales (en realidad no se filmo en Mongolia) realzados por una maravillosa tarea del director de fotografía Jean Marie Dreujou, el mismo de “Balzac y la joven costurera china” (2002). De estructura narrativa lineal y progresiva, los conflictos que presenta logran, por un lado, diferenciarlo del género de aventura simple, llano, y establecer al texto en el orden de lo dramático, mientras que por otro lado consigue mantener atento al espectador, podría decirse que algunas escenas violentas por demás estarían injustificadas, pero ¿qué invasión general es pacifica? En definitiva, un gran espectáculo visual, grandilocuente, para establecer la existencia de una supuesta revolución cultural, pero que se define como una involución.