Pasó casi inadvertida, pero fue una de las agradables sorpresas del último BAFICI. Se estrena en el MALBA el más reciente film del prolífico director de La risa, Los labios y Hoy no tuve miedo.
Veterano del BAFICI, Fund estuvo en la Competencia Internacional 2009 con la irritante La risa. Ahora, cuando hizo una notable película como Toublanc, fue “relegado” a la sección Vanguardia y Género que tiene mucha menor visibilidad. Injusticias aparte (en definitiva son criterios del equipo de programación), este film inspirado en relatos (y en aspectos de la vida) del genial escritor Juan José Saer lo devuelve a las alturas de Los labios, aquella gema que codirigió en 2010 con Santiago Loza. Y Loza vuelve a estar presente de alguna manera aquí, aunque en este caso solo como coguionista.
Rodada entre Santa Fe, Rennes y París, Toublanc debe su título a un detective divorciado y con un hijo pequeño (hermosos los planos en que juegan al fútbol en el parque) interpretado por Nicolas Azalbert (crítico de la revista Cahiers du Cinéma que pasó mucho tiempo en Argentina). El policía de la Brigada de Homicidios parisina es enviado a su pueblo natal en la región de Bretaña para investigar el caso de un joven obrero asesinado, pero está claro que no está muy interesado en volver a su terruño ni en ocuparse de la cuestión.
En Santa Fe, por su parte, Clara Ríos (Maricel Alvarez), una solitaria profesora de francés que vive con su perro, también tiene que lidiar con un crimen que ocurre enfrente de su casa, mientras inicia una cada vez más (in)tensa relación con uno sus alumnos (Diego Vegezzi).
Los enigmas policiales no constituyen el corazón del film (que no es estrictamente un thriller), ya que la prioridad de Fund pasa por los viajes (internos y externos) de sus criaturas, por sus entornos y -sobre todo- por la poética de los lugares y de sus historias de vida. La forma en que el realizador de Hoy no tuve miedo filma los rostros, las ciudades, los trenes o los animales sintonizan a la perfección con los climas y la impronta de la literatura del autor de Cicatrices, libro que parece haber sido uno de los gérmenes e inspiraciones principales de esta pequeña, sensible y bella película.