Semblanza de un príncipe en decadencia
"Tournée" realiza un homenaje tierno, y descarnado a la vez, del ambiente de las artistas de variedades, y apuesta a los cuerpos de talles especiales como una forma de resistencia explícita.
De príncipe a sapo, así funciona el hechizo, comparación que ilustra el caso de Joaquim Zand, un productor francés de teatro de variedades caído en desgracia. Su segunda oportunidad para levantar cabeza aparece en Estados Unidos donde conoce a un grupo de artistas de burlesque, en las que ve la energía para reparar el hechizo perdido a manos de acreedores y un pasado que lo ha convertido en mala palabra.
Tournée, la película de Mathieu Amalric, con él en el rol de Joaquim, describe la gira de la troupe por ciudades portuarias de Francia, al tiempo que personajes y situaciones van encontrando los matices de un grotesco mostrado con ternura.
Las mujeres en cuestión hacen lo que ellas llaman, un show de mujeres para mujeres, sin el control de ningún hombre. Voluptuosas, exuberantes y excesivas en la búsqueda de un glamour imposible, son la alegría de la película y la última esperanza del productor-sapo.
Miranda Colclasure (Mimi Le Meaux), Suzanne Ramsey (Kitten on the Keys), Linda Marraccini (Dirty Martini), Julie Ann Muz (Julie Atlas Muz), Angela De Lorenzo (Evie Lovelle interpretan a las chicas que enfrentan cualquier adversidad con sus maquillajes recargados, plumas y purpurina. Cuando todo ha fracasado en la vida, quedan esos cuerpos que el público admira, cómplice con respecto a la distancia entre ellas y los estereotipos de belleza del metier.
El grupo se traslada en tren, parando en hotelitos fuera de temporada. Se ven ruidosas, felices, bien dispuestas, mientras la vida de Joaquim hace agua por todos lados. La película incluye momentos del show, minutos encantadores de gracia y provocación, aunque paulatinamente va ganado espacio el melancólico productor que anda en busca de sala, a bordo de un auto alquilado y sin dormir.
La cámara se posa en los cuerpos al desnudo; en la nuca platinada de Mimí (intensa e impresionante Miranda Colclasure); en detalles como las pestañas postizas y las rutinas jugadas como si mañana se terminara el mundo animal print que la fotografía registra sin rodeos ni demagogia.
En medio del fracaso y la melancolía de Joaquim, sus palabras suenan como una declaración de amor: "Todo es nada, excepto sus cuerpos, su sentido del humor". Las actrices exponen rutinas graciosas, como la de la mano que sorprende a su dueña, o el sutil globo blanco en el que entra la vedette de regreso en su paraíso. Lamentablemente el guión se detiene demasiado en el drama del hombre que no puede fabricar un éxito, y el show de las chicas explosivas queda relegado.
"Las van a amar en Francia", vaticina Joaquim. Y es cierto. Imposible no quererlas, con esos pechos enormes al aire, la soledad y la fe ciega en que el show de cada noche es la mejor parte de sus vidas incompletas.