Para muchos Mathieu Amalric es el villano en la última de las James Bonds, o el protagonista de “La escafandra y la mariposa”. Lo que pocos saben, y hasta hace una semanas yo estaba entre ellos, es que ha dirigido doce títulos a lo largo de su carrera. Entre estos títulos se encuentran una gran cantidad de documentales, cortos, y tres largometrajes de ficción, grupo en el que se encuentra “Tourneé”.
Él también es el protagonista del film, que en este caso es el manager de un grupo de seis estadounidenses (cinco mujeres y un hombre) que giran por el mundo, en este caso Francia, realizando un espectáculo de burlesque. Lo interesante es que es el debut actoral de los seis, ya que de hecho ellos realmente son artistas de que realizan este tipo de shows. Ello logra primero un realismo en las escenas en las que se muestra el espectáculo, y también que no haya consistencia actoral. Si bien algunos de ellos tienen grandes momentos en grandes escenas, en ciertas ocasiones se puede apreciar la falta de experiencia y entrenamiento.
Por supuesto que estos artistas al ser en su mayoría mujeres y que realizan este tipo de espectáculos, poseen una personalidad un tanto peculiar. Alocada sería un eufemismo, pero sirve para la ocasión. Por lo que veremos al personaje de Amalric lidiar con sus artistas y sus personalidades, con la logística del show y ciertos inconvenientes que surgen sobre la marcha, y con el rencuentro con su familia, en especial sus dos hijos, que tenía abandonados, ya que estaba radicado al otro lado del océano.
Ganadora del dos premios en el festival de Cannes, incluido el de mejor director, la película puede ser un tanto caótica y desordenada, así como tierna y dulce. Pero el hecho de que uno se pierda por momentos en los diferentes pueblos que visitan en el país galo hace que a mí por lo menos me parezca un tanto excesivo el premio a mejor director.
Lo más destacable del film, además de las escenas en que vemos a verdaderos artistas del “New Burlesque” realizando sus números, es la actuación de Mathieu Amalric, que intercambia momentos de sufrimiento y estrés con escenas terriblemente sentimentales. En casi la totalidad del film su personaje da la impresión de ser uno de esos tipos desesperados, solos, que nada les sale bien, que viven al borde del abismo, pero que intentan mantener las apariencias para no preocupar a los que lo rodean ya que por más frío que pueda parecer, realmente ama a cada uno de ellos.
La fotografía ya sea en las escenas donde podemos apreciar lo bizarro del espectáculo, o donde disfrutamos de los paisajes de Francia, es simplemente hermosa.
Un film que si bien puede ser un tanto confuso, no por ello deja de ser disfrutable, cómico y sentimental.