Regreso sin gloria
Tras años de ausencia de Francia -su país natal-, Joachim Zand (interpretado por Mathieu Amalric, quien aquí también dirige) decide llevar su espéctaculo de gira justamente a ese país. El show que produce es un conjunto de números tipo cabaret, protagonizados en su mayoría por mujeres que interpretan variados números de strip-tease dentro de un marco humorístico. El género es el New Burlesque y combina desfachatez, con crítica y desnudos parciales. Los actores aman lo que hacen, sus cuerpos no son perfectos, y tienen una mayor identificación con el público por eso.
El ambiente en el que viven Joachim y su equipo está rodeado así de un halo un tanto sórdido, cargado de pesados maquillajes, pelucas, brillos y plumas. Detrás de todo eso están las personas, especialmente Mimí (Miranda Colclasure), con sus sueños y sentimientos, y ese micromundo de amistad y calidez que logran crear a pesar de estar siempre en lugares diferentes.
Joachim confía en que esta gira, que da origen al título del filme, le brindará la posibilidad de enfrentar miedos, deseos, frustraciones; de recomenzar de cero, como diría la canción de Edith Piaf. Sin embargo, se reencontrará con su pasado, al que dejó suspendido al irse a Estados Unidos, y sus cuentas, y personas, pendientes.
Es un filme interesante, en el que no todo lo que se quiere decir está en las palabras, sino un poco más allá. Amalric elige narrar con encuadres descentrados, a veces dejando la cámara un poco más lejos del centro de la escena de lo que se suele usar, y sin embargo esa distancia cobra un gran valor narrativo. El espectáculo central es mostrado en general desde bambalinas, dando una perspectiva del público y transmitiendo un poco más la fuerza de las luces sobre el actor. A pesar del tiempo transcurrido, y la impronta “americana” del show, hay escenas que remiten a los cuadros que Toulouse Lautrec pintaba en el Moulin Rouge.
Como objeción, puede señalarse que algunos hilos narrativos quedan poco tratados, pero no al punto de generar un obstáculo para la historia. Son más bien pequeños finales abiertos que van quedando a lo largo de la trama.
Las luces y las sombras de un show y sus protagonistas, en un film agridulce.