La película de Ariel Herrera, encuentra el momento de estreno perfecto, justo cuando la humanidad se enfrenta a una pandemia repleta de puntos de contacto con el mundo cuasi apocalíptico de “Tóxico”.
Las imágenes nos interpelan. Los personajes se lavan continuamente las manos, usan barbijos, se ponen alcohol en gel, exigen distancia entre sí, temen cuando tose otro, y las fronteras del país se cierran. En este momento de confinamiento uno piensa: ¿Cuántas historias sobre la pandemia se están escribiendo? ¿Cuántos films de encierro habrá? La realidad perfora la escritura de los autores, en mayor o menor medida, pero lo de “Tóxico” es, como en “Contagio”, de Soderbergh, una suerte de anticipación a este momento histórico, con menor precisión clínica, claro, pero finalmente un preciso reflejo de lo que estamos viviendo.
Se podrá decir que hay un bastión de films sobre pandemias, pero el cine argentino ha apostado más bien poco a ese telón del fantástico. Y si bien “Tóxico” no va con demasiada convicción al género puro y duro, lo utiliza como núcleo para narrar la crisis de una relación amorosa (encarnada por Jazmín Stuart y Agustín Rittano).
La fotografía de Eric Elizondo desborda una belleza absoluta en cada uno de sus encuadres. Por momentos, parecen propios de una película de Wes Anderson, con una lógica de planos simétricos que perdura durante buena parte del relato. Todo lo que sabemos del virus lo sabemos por una información que se nos va dando a cuentagotas, ya sea mediante breves diálogos, alguna imagen de la televisión o lo que se escucha por la radio.
Sin mayores preámbulos Herrera lanza a sus dos protagonistas a la ruta, y allí la película relega en un segundo plano lo que ocurre en la ciudad, para centrarse en la frágil relación de sus protagonistas. Los caminos que va tomando la cinta se tornan un tanto lánguidos, pero la clave está en su duración: 75 minutos que logran sostener la estructura del film.
Hay un par de situaciones puntuales de tensión, otros momentos en los que parece querer encaminarse hacia una extraña comedia, pero “Tóxico” se consolida como una road movie sin demasiadas novedades en su interior. Más allá de su indudable contacto con la actualidad, “Tóxico” es interesante por sí misma. Siempre se agradece estas aproximaciones a un terreno que el cine nacional ha explorado poco y nada.