EL REGRESO DEL HIJO PRÓDIGO!!
Luego de los melodramas que brindaron en el último tiempo con personajes aburridos que carecían por completo de carisma y la insoportable prédica de corrección política, el estudio de animación de la famosa lamparita volvió a las raíces con una propuesta divertida donde se animaron a jugar con chistes y guiños que hace 5 años atrás eran impensables de concebir en un film de esta compañía.
Es un enorme alivio ver a Buzz y Woody otra vez en una aventura épica con muchísimo humor que tiene sus momentos emocionantes pero sin ser forzados con el objetivo de conmover al público a cualquier precio.
Toy Story 3 es la película más graciosa que brindaron desde Monsters.
Esto era exactamente lo que yo le venía pidiendo a Pixar.
Relájense y hagan una buena comedia divertida con una historia bizarra y personajes locos.
Toy Story 3 rompe desde lo argumental con varios esquemas de esta productora.
Ya de por si la trama es un delirio absoluto.
Los protagonistas se enfrentan a una mafia de juguetes que mantienen el control de un jardín de infantes.
El malo de la película es el clásico osito cariñoso que en este caso es la versión peluche de Tony Soprano. Lo que hicieron con este personaje es maravilloso.
A diferencia del clásico malo de Pixar que después en el final siempre encuentra la redención y descubrimos que no era tan terrible, porque dentro suyo había un buen corazón, el malo de esta película se mantiene fiel a su esencia hasta el final.
El osito es un bastardo resentido y manipulador que no desea cambiar para nada su manera de ser.
En esta ocasión incorporaron también a Ken, el famoso novio de Barbie, con el que Mike Amigorena se hizo un festín en el doblaje argentino.
En la cultura popular ya sean cómics o series de televisión siempre se hicieron jodas con la sexualidad de Ken, quien nunca se vio muy masculino que digamos. La verdad que la vestimenta con la que lo vendían no ayudaba demasiado.
En Toy Story 3 no paran de joder con este tema con mucha sutileza y hay escenas desopilantes donde Ken, por ejemplo, se enoja porque un robot lo tilda de ser un juguete para niñas o Barbie amenaza con destruirle su vestuario si no le da una información. La escena de la carta que lee Buddy al final es mortal.
Son pequeños chistes que uno podría asociarlos más con Shrek que con esta serie y funcionan muy bien, además de darle un poco de aire fresco a la trilogía.
La labor del guionista de Pequeña Miss Sunshine, Michael Arndt, quien colaboró con John Lasseter (creador de los personajes) en el guión y trabaja con un humor diferente al que suelen tener las producciones de Pixar, sobresale un poco más en esta historia y me parece que su participación en este film fue clave.
En este caso la dirección corrió por cuenta de Lee Unkich (co director de Monsters y Buscando a Nemo) que trabajó más con el suspenso y la aventura.
Los momentos finales de la trama donde la acción se desarrolla en un basurero son visualmente espectaculares y emocionantes.
Unkich logra engancharte en la historia como si estuvieras viendo un thriller.
Lo único que le puedo objetar a Tory Story 3 es la banda de sonido, donde yo por lo menos extrañé alguna canción nueva de Randy Newman. En este caso trabajaron con el mismo material de las anteriores y no hay novedades.
Más allá de eso, el film es una gran comedia que mantiene la esencia de las primeras películas al mismo tiempo que exploraron nuevos territorios desde el humor.
La función arranca excelente desde el corto, “Día y Noche” que precede a la película y expresa sutilmente un mensaje poderoso.
Bienvenido a casa Pixar, te extrañé en los últimos años.