Erase una vez un juguete.
A casi un cuarto de siglo del estreno de la fundacional Toy Story -primer largometraje animado íntegramente de forma digital- la franquicia de Pixar/ Disney nos entrega una cuarta y, supuestamente, definitiva entrega. En esta ocasión su director es Josh Cooley, quien debuta en este rol luego de haber trabajado en varios largometrajes de la compañía Pixar. Las voces de los personajes vuelven a estar interpretadas por los mismos actores; es así como tenemos a Tom Hanks como el vaquero Woody, Tim Allen como Buzz Lightyear y Joan Cusack como Jessie, a los que se suman Christina Hendriks como la muñeca Gabby Gabby y Keanu Reeves como el motociclista Duke Caboom.
El primer aspecto importante que vale la pena aclarar de Toy Story 4 es que se trata de un western, no sólo porque su protagonista sea un vaquero, sino porque además respeta los lugares comunes del género en su tradición más clásica, aunque se dirija a un público infantil y tenga lugar en la actualidad. Porque el personaje de Woody es como el sheriff John T. Chance, de la película Rio Bravo, que ayuda a que su compañero Forky recupere su autoestima y entienda que es un juguete y su lugar no es la basura. A lo que también hay que sumarle a Bo Peep, este personaje femenino dispuesto a luchar por la comunidad que armó con varios juguetes sin dueño, y que recuerda a Maureen O’Hara, de Lo que el viento se llevó.
Desde el punto de vista de vista técnico, lo primero que vale la pena destacar es la asombrosa verosimilitud de las diferentes texturas, como la porcelana de Bo Peep, el plástico de Forky o los pelos del gato de la casa de antigüedades. Esto demuestra el notable avance de esta tecnología a lo largo de los veinticuatro años de franquicia, aunque se respetó la propuesta estética, ideada en sus orígenes.
Pero la película también tiene algunos puntos en contra que hacen que no esté a la altura de sus predecesoras, y la primera de ellas es su villana. Porque esta muñeca llamada Gabby pudo haber sido más interesante, aparece poco y el desenlace llega intempestivamente, como si se la hubieran sacado de encima para resolver rápido su arco argumental dejándole lugar a los otros que terminan resultando más interesantes. Lo mismo ocurre con el resto de los personajes que formaron parte de la franquicia, que tienen poca participación, por lo que quedan deslucidos, siendo Buzz Lightyear y Jessie los más perjudicados en los desniveles respecto a otros personajes.
En conclusión: Toy Story 4 está por debajo de la genialidad de la trilogía original en cuanto a guión. No obstante, cumple la función de entretener, especialmente al público infantil al que está dirigida en primera instancia. Porque la trama resulta fácilmente entendible y atrapante para ellos, y los gags son muy efectivos, razón por la cual seguramente va a conquistar también a las nuevas generaciones.