Más de 200 millones de dólares y dos horas y media de extensión distinguen a Transformers: El último caballero, el 5 capitulo de esta saga en la que Michael Bay parece haberse empeñado en privilegiar la pura acción, por momentos, agotadora.
Con una historia a la que echaron mano tres guionistas y cuyo resultado es una trama que comienza en el medioevo -la mitología de los Transformers y los Caballeros dedicados a guardar sus secretos, tal vez la parte mas interesante- y cambia de tiempo y escenarios pasando por el drama, lo épico, una invasión alienígena, atisbos de romance y cierto humor que ironiza incluso con personajes de Star Wars, Transformers: El último caballero es una mezcla extraña signada por la acción y sobrecargados FX SGI que desafían la coherencia.
La humanidad versus robots alienígenas, un secreto mitológico, un legado, el héroe transformado en villano y viceversa y todo en manos de Cade Yeager -Mark Wahlberg-; Bumblebee; un Lord Inglés -Anthony Hopkins-; y una profesora de la Universidad de Oxford -Laura Haddock- para salvar a nuestro mundo, son los elementos de esta marea de imágenes y acción desenfrenada que por momentos entretienen y por otros confunde.
Es indudable que Michael Bay sabe rodar la acción, pero con personajes en exceso, sin interés alguno de desarrollar a ninguno, un Anthony Hopkins que parece no tomarse muy en serio el film, y una trama que sobre el final casi que olvidamos el comienzo, Transformers: El último caballero termina por olvidarse al encenderse las luces de la sala.