Y sí, bueno, ahí están otra vez los robots gigantes apocalípticos que se hacen autos, aviones y multiprocesadoras. También la trama nos lleva a la época medieval para contar algo así como el origen de los personajes. O algo así. Como siempre, Michael Bay apuesta a aturdirnos con las imágenes creyendo que eso genera vértigo o contagia emoción (en lugar de la cefalea que sí produce). Lo mejor: Sir Hopkins laburando por la guita pero haciendo como que le importa. Fuerte ese aplauso.