Transformers – El Último Caballero: Merlín y los Autobots del director cuadrado
Llega la quinta entrega (¿Era necesario?) de Transformers, saga que ya pasó los límites del agotamiento y del frenetismo exacerbado.
Michael Bay (Bad Boys, Pearl Harbor), responsable de toda la saga de Transformers, es un director bastante particular, cuyas obras no suelen caer bien, en especial a la crítica especializada. Eso y el hecho de que nos encontramos ante la quinta entrega de una saga que debería haber concluido en la primera parte, hacen que la tarea de reseñar una de sus películas sea muy ardua.
Vamos a tratar de hacer un análisis sin entrar en maniqueísmos. El film nos vuelve a presentar la ya conocida guerra entre los Decepticons y los Autobots, pero también nos exhibe la beligerancia de la humanidad frente a los Transformers en general, sin distinguir entre “buenos” y “malos” (quizás es lo más interesante de la película pero no llega a desarrollarse del todo). La llave para salvar al planeta Tierra reside en el pasado, en la historia oculta de los Transformers en nuestro hogar (que se remonta a la época de Merlín y los caballeros de la mesa redonda). Salvar al mundo está en manos de Cade Yeager (Mark Wahlberg); Bumblebee; un Lord Inglés (Sir Anthony Hopkins); y una profesora de la Universidad de Oxford (Laura Haddock).
Ese es a grandes rasgos el argumento del film, que como pasó en las secuelas anteriores, no es el fuerte del director ni de estas cintas en general. La narrativa es algo torpe e intrascendente, además de extremadamente larga (149 minutos) para lo que en realidad quiere mostrarnos Bay.
¿Qué se nos quiere mostrar en esas dos horas y media? El Bayhem en estado puro: todos los vicios de los que suele hacer gala Michael, en especial explotar cosas, usar travellings semicirculares que rodean a los personajes, entre muchos otros recursos que vuelven al film más dinámico, caótico e hiperquinético. También mostrarnos grandes y complejas escenas de acción que muchas veces puede marear al espectador, pero que en esta ocasión son las escenas más compresibles de toda la saga. Recordemos que en las primeras películas no se distinguían a los robots y solo veíamos metal chocando con metal, en esta oportunidad son claras e inteligibles.
Por otro lado, como es habitual, los personajes suelen abusar de la sobre explicación del argumento y de lo que se verá a continuación.
En resumen, Transformers: El Último Caballero compone una película vacía, caótica y con algunas lagunas argumentales bastante importantes. No obstante, debemos decir que en relación a las demás entregas de la saga (exceptuando la primera), levanta un poco la puntería. Una saga que a esta altura no ganará nuevos adeptos pero que gustará a aquellas personas capaces de dejar de lado los sinsentidos del guion, los chistes ineficaces y los personajes bidimensionales, para disfrutar de las impresionantes secuencias de acción y toda la parafernalia visual que suele brindar Michael Bay.