Transformación

Crítica de Luly Calbosa - Cuatro Bastardos

Transformación: Una aproximación acertada a la intimidad del arte.
Un documental que recorre la intimidad de la grabación del nuevo disco de Palo Pandolfo. No es un backstage. Es una conversación creativa entre músico y el director Iván Wolovik.
Estamos frente al rockumental del director Iván Wolovik que acompañó la gestación del último disco de Palo Pandolfo:Transformación. La obra trasciende, desde una mirada panóptica, las diversas capas que conllevan el proceso de trabajo creativo de su grabación: producción, pre y post. Wolovik se distancia de la puesta en escena con que inició como realizador y productor de videoclips para abordar el off the record desde el backstage y el happening. En esta ocasión, establece mediante el correcto uso de cámara en mano una conversación musical entre artista y director a partir de recortes (diálogos y planos) que minuto a minuto se fusionan para acompañar y proyectar la cocina del rock. De esta manera, su capacidad intuitiva y experiencia en rodaje imprimen un montaje eclíptico entre universos artísticos que logran transmitir de manera genuina cercanía e intimidad entre músico-espectador.
Al unísono, la trama inscribe al personaje en persona. El guión desaparece y el horizonte entre el aquí y ahora del artista se mimetiza con la visión del director como si fuesen la misma psiquis. Aparecen en primer plano las relaciones humanas. Se ve cómo Palo Pandolfo debate con colegas de su banda La Hermandad y amigos como por ejemplo: Ricardo Mollo, Walter de Los Tipitos e Hilda Lizarazu cómo surge la mística del rock. La esencia queda al desnudo y lo aleja del personaje público. Vemos un emblemático encuentro entre el ex Don Cornelio y ex Sumo que pone en evidencia cómo aquella energía traspasa las paredes del estudio, rodea su universo y deviene en canción. En este sentido, es crucial cómo Wolovik circunscribe al relato diálogos donde debaten sobre el concepto de éxito y fracaso, creación, orden de los temas en frases como por ejemplo “Las canciones son como los hijos. Los gestas y cuando salen de casa no sabes qué va a pasar. Ya no son tuyas, no dependen más de vos. Las cuidas pero son del público. Con suerte crecen y no sabes cuándo ni cómo vuelven.”; asegura Mollo. Este marco de mirada invisible de cámara que también se regodea con recortes sobre el rol de la discográfica, cuanto sale producir y la burbuja del interior del estudio cuando improvisan temas son detalles que acercan al espectador a la sintonía Palo (Don Cornelio y Los Visitantes) y permite que palpite el armado del tempo y climas en todo su esplendor.
Transformación logra en tiempo presente que el mito y leitmotiv del rock “Mañana es mejor” que decía el flaco Luis Alberto Spinetta quede suspendido en un aquí y ahora de gran impacto. La forma en que Wolovik registra la esencia de la música permite que el público comprenda la vibra Palo. Todo, o casi – a excepción de la toma en el auto- transcurre en el estudio de grabación como locación sine qua non. Allí ocurre la magia y hasta incluso la comicidad y distanciamiento entre diversos registros de cameos. Tal es el caso donde se ve como en una entrevista con Vorterix Palo Pandolfo parece un muñeco, casi títere, que aguarda instrucciones del periodista y camarógrafo para accionar ante cámara. Situación de la que Wolovik se opone y distancia al 100% para capturar su esencia e intimidad.
Es un hecho, Transformación, construye con soltura la cercanía entre músico-público. La ópera prima de Wolovik que tuvo su estreno en el 31 Festival Internacional de Mar del Plata llegó a sala Gaumont para vibrar y dejar de lado la estructura musical (los solos de voz, bata, bajo y guitarras) para poner el foco en la mística que mejor define este último disco: el costado sublime y poético. Al margen que el espectador sienta empatía, o no, con el know how del estilo Palo Pandolfo; tendrá una aproximación acertada a la intimidad de la grabación del disco. Y, en el mejor de los casos, la curiosidad por escucharlo. Iván Wolovik: ¡Misión cumplida!