Tuve la posibilidad de ver esta película en una función de pre-estreno este fin de semana. La sala estaba colmada con un público familiar que había pagado su entrada para ver esta producción.
Cuando terminó el film, el tradicional aplauso que suele darse en los cines fue tibio y apagado y a la salida entre los espectadores había una queja en común.
La duración de la película. 165 minutos que sumado a los avances cinematográficos y las publicidades previas se habían convertido en tres horas adentro de la sala.
Si la vas a ver en la función de las 22 horas preparate para salir a la una de la mañana. En la nueva entrega de Transformers el director Michael Bay cometió el mismo error que Gore Verbinski en la segunda parte de Piratas del Caribe.
La película tiene una duración innecesaria para el tipo de conflicto que se propone narrar.
Transformers 4 es una propuesta que tranquilamente podés entrar a verla media hora tarde que no te perdiste nada relevante. La trama comienza en serio cuando los Autobots se reúnen en el desierto de Texas.
Hasta que llega ese momento Bay pierde 40 minutos con la introducción de los nuevos y aburridos personajes humanos, liderados por Mark Wahlberg. La prioridad de esas escenas se centran en el clásico vicio del director de mostrar una y otra vez de manera burda, con primeros planos, el trasero de la protagonista Nicola Peltz (El último maestro del aire), quien tiene 17 años y parece de 14.
A partir del encuentro de los robots el film luego se mete en el terreno de la acción, donde Bay aturde al espectador con numerosas secuencias pirotécnicas que parecen realizadas por una persona hiperquinética con problemas de adicción a la cafeína.
El argumento clásico de los defensores obsecuentes de este director es que esto es una película basada en una línea de juguetes y dibujos animados y por eso no se le puede pedir más.
Podemos discutirlo. En la reciente serie Transformers: Prime, un producto pensado para los chicos, los guiones de ese programa parecen escritos por Isaac Asimov al compararlos con los filmes de Bay. Ni hablar de los cómics de la editorial IDW.
En Transformers 4 cambiaron el reparto pero la película en general es un refrito de lo que se vio anteriormente.
El cotillón visual está impecablemente logrado pero no genera emoción ni impacto porque ya vimos escenas similares en los filmes anteriores. Ya sabés que al principio a Optimus Prime siempre lo muelen a palos los villanos y después regresa en forma para el tercer acto del conflicto. Inclusive la última escena antes de los créditos finales es similar en todas las entregas.
La nueva película deja en evidencia que Bay ya no sabe que hacer con estos personajes.
Entre los aspectos positivos se puede mencionar que los robots esta vez interactuaron un poco más entre sí y la subtrama de los personajes humanos en la segunda mitad del film ocupa un lugar secundario.
Mark Wahlberg y Stanley Tucci hacen llevadera la película con sus interpretaciones donde logran salir muy bien parados debido a su profesionalismo. La incorporación de los Dinobots también fue simpática, pero recién logran lucirse en los minutos finales. Otro elemento que Bay desaprovechó.
El personaje de Shia LaBeouf desapareció de la trama, afortunadamente, pero la verdad es que las cosas no cambiaron demasiado sin él en esta entrega.
Transformers es una serie que lleva cuatro películas y hasta ahora la historia no evolucionó para nada.
La era de la extinción si bien tiene buenos efectos especiales y un actor protagónico más decente, en términos generales, es un estreno que olvidaste poco después de salir del cine.
Por suerte la semana que viene vuelve el mono César para ofrecer un entretenimiento pochoclero superior.