Transformers fue una serie de culto norteamericana allá por los años 90. Con robots que se transformaban en coches (y posteriormente en dinosaurios, animales y muchas otras cosas mecánicas), fue en el 2007 cuando dieron el salto a la pantalla grande aprovechando el avance de la tecnología para sorprendernos (con nominaciones al oscar en efectos especiales). 7 años después, llegamos a la cuarta película a pesar de todas las críticas negativas. Y la cuarta parte de la historia (que sigue siendo una continuación de la 3, pero con diferentes personajes humanos, lo cuál se agradece), sigue los mismos pasos de sus antecesoras: clichés por todos lados, una historia burda, con giros argumentales trillados y tediosa en todos los momentos en los que no aparecen robots peleando. En esta ocasión, los robots que quedan son perseguidos y eliminados por el gobierno a petición de una empresa tecnológica quienes crean sus propios modelos de transformers pero con el control total de estos. Sin embargo, todo sle mal y una vez más, los autobots, con ayuda de los dinobots, deberán salvar al planeta, mientras en el medio, el conflicto entre un padre soltero y su hija adolescente por su libertad, es desarrollado. Pero también esa es la gran ventaja que tiene: cuando entramos a la sala de cine ya sabemos lo que vamos a ver y no podemos esperar una historia digna de Clint Eastwood. Simple y sencillamente esperamos ver efectos especiales al por mayor, peleas, disparos, explosiones y más explosiones que satisfagan a nuestro niño interior. Mucho se ha criticado que una historia que sirva a los efectos especiales no sirve de nada, y en eso estamos de acuerdo. Pero de vez en cuando necesitamos películas que no sean pretenciosas, que entretengan al espectador (como vulgarmente las llamamos: palomeras) y que sean una alternativa para aquellos que gustan del cine comercial. Eso si, es una película que debe disfrutarse en 3D, de otra manera, los efectos parecerán superficiales y sin espectacularidad. Al fin y al cabo, como el mismo Michael Bay dijo: aunque digan que es mala, vamos a entrar a verla por saber de qué hablan.