Huida constante
“Transit” (2018) es una película dramática dirigida y escrita por Christian Petzold (Bárbara, Phoenix). Coproducida entre Alemania y Francia, la cinta está basada libremente en la novela homónima de Anna Seghers publicada en 1944. El reparto incluye a Franz Rogowski, Lilien Batman, Maryam Zaree, Godehard Giese, Paula Beer (Frantz), Bárbara Auer, Sebastian Hülk, entre otros. Fue nominada en la categoría “Mejor Película” en el Festival Internacional de Chicago, el Festival de Cine de Sidney y el de Nuremberg, ganando solo en este último.
Ambientada en una Francia actual ocupada por los nazis, Georg (Franz Rogowski) es un alemán que deberá escaparse cueste lo que cueste. Debido a un malentendido, Georg toma la identidad de un escritor muerto, lo cual le sirve para poder utilizar la visa que le garantizará refugio en México. En su viaje, antes de irse a América, conocerá a Melissa (Maryam Zaree), una mujer sordomuda que maneja el lenguaje de señas y se encariñará con su hijo asmático Driss (Lilien Batman). Además, se enamorará de Marie (Paula Beer), una mujer que vive esperando por su marido.
Como se puede notar, lo curioso de este largometraje pasa por la decisión del director de trasladar al día de hoy una historia que concordaría con la época de la Segunda Guerra Mundial. Petzold no necesita dar explicaciones, más bien se basa en las imágenes, para retratar el enorme sufrimiento de los refugiados, problemática que hace pensar en cómo están las cosas en Europa ahora mismo, donde aún no se halla una solución. Así seremos testigos de una Marsella colmada de fascistas que con sus vehículos y hostigadoras sirenas deambulan por las calles deteniendo y aplicando la violencia a quien les plazca. En este sentido, se nos hace fácil imaginar que el escenario expuesto podría ser real. Los permisos de residencia en el Consulado y las continuas redadas ayudan a crear una atmósfera opresiva donde los únicos sentimientos que prevalecen son la vergüenza y el miedo.
No obstante, la trama avanza a un paso tan lento y confuso que inevitablemente el interés se va perdiendo. Cada vez cuesta más conectar con lo que va pasando, además de que la voz en off en tercera persona no sirve para enganchar al espectador. Hubiese funcionado mucho mejor sin ella ya que todo lo que se cuenta tranquilamente lo podemos ver con nuestros propios ojos.
El acierto del título de la cinta es absoluto debido a que no solo se refiere a que los refugiados no tienen un lugar fijo donde vivir (el protagonista pasa por edificios, restaurantes, transporte, puertos, etc) sino que también los personajes secundarios no están desarrollados, pasando por la vida de Georg rápidamente. En especial Marie, encarnada por Paula Beer, que más que como atracción romántica el director la usa como fantasma (Georg casi siempre la ve de lejos y luego desaparece).
Con un final muy abierto en el que se hace imposible descifrar qué pasó verdaderamente, “Transit” gustará a los que ya conocen el estilo y trabajos previos de Christian Petzold.