Recuerdos del futuro
A simple vista, extrañamiento mediante, nos enfrentamos a un texto que bien podría encuadrarse en un melodrama romántico con tintes de thrillers enmarcado en un juego de espías.
Pero no, eso que aparece como distintivo es lo que le da otro peso específico al contenido, el entrecruzamiento temporal del argumento, una situación del pasado, no tan reciente, en un contexto espacio-temporal actual.
Dicho de otra manera, los personajes viven situaciones conocidas, de hechos históricos recientes, en tanto la humanidad, pero las acciones transcurren en el presente. O en un posible futuro.
La ciudad es Marsella, es este punto, la dirección de arte juega con el mismo desdoblamiento, los autos, la vestimenta actual de algunos personajes en contraste con lo que visten los protagonistas, objetos actuales entremezclados con otros de décadas pasadas. Todo termina constituyendo una metáfora que si bien no es sutil le da una impronta del orden de lo escalofriante, casi apocalíptico espiralado, sin salida para los humanos artífices de su propio destino.
Definiéndose, de esta forma, como un gigantesco espiral de la historia. Todo ya sucedió, está sucediendo y puede volver a suceder. Tal podría ser una de las lecturas sobre el texto que nos presenta Christian Petzold, el mismo director de “Bárbara” (2012) y “Phoenix” (2014).
Un hombre se escapa de la Paris ocupada hacia Marsella tras la invasión nazi, sin premeditación termina adoptando la identidad de un escritor muerto, quien tenía la posibilidad de conseguir la visa deseada para irse al paraíso prometido, llámese Estados Unidos de America o Méjico, valga la ironía.
Atrapado en Marsella, en posesión de los papeles necesarios, establece relación con una joven que lo subyuga, ella espera a su marido, quien resulta ser el escritor que se ha suicidado.
La historia se centra en estos dos personajes, pero que en realidad son tres o más, transita por temas como el amor, la lealtad, la inmigración ilegal, la intolerancia, la represión, los fantasmas del pasado. En tanto la dicotomía entre lo narrado y la puesta en escena desafía al espectador a constituir relaciones entre el pasado reciente y la actualidad, puede ser Europa, pero también en otras partes del mundo, donde lo limítrofe se presenta como causa de desesperanza y muerte
Adaptación de la novela homónima escrita por Anne Seghers, publicada en 1944, una historia que transcurre en la Francia ocupada durante la Segunda Guerra Mundial.
En tanto ficción, el filme nos presenta determinados elementos que van constituyendo la historia, simultáneamente pueden reconocerse homenajes a filmes míticos, desde el relato en si a “Casablanca” (1942), mientras que el clima opresivo constante, el miedo que se respira en los personajes, la persecución de los mismos hace recordar a “Fahrenheit 451” , (1966), entre otros.
Un texto fílmico al que puede costar entrar en su universo tal como se plantea, pero una vez aceptado el reto, atrapa con herramientas leales, que llevan a la reflexión y no se sale inmune.
(*) Realización de Haral Reinl, en 1970.