Bienvenidos al mundo de Pascual Condito, dueño de la histórica distribuidora Primer Plano Film Group y un resistidor, casi un ludita, de los innovadores métodos para picar carne del cine capitalista. Llegado de la baja Italia a los cinco años y amante apasionado (bah, apasionado es poco) del cine desde los ocho, Condito creó un búnker en el microcentro porteño desde donde se abastecen las producciones locales más ingeniosas, a través de un medio de distribución igualmente artesanal. Aquel búnker (hoy trasladado a una nueva sede) fue en sus últimos años un depósito, una romería de viejos afiches y obsoletos DVDs que puso pecho a la avanzada de multicines y el consumo de la era download, mientras Pascual, el actor con más cameos del cine argentino, sigue siendo el mismo tano rezongón y pesimista, siempre con una chispa de esperanza para que el show no decaiga y para que sus hijos adolescentes descubran algún día a Vittorio Gassman. Tal es la estatura de Condito que por su oficina pasan a tomar café y discutir de cine las figuras locales más relevantes, desde Raúl Perrone, Juan Villegas, Marcelo Piñeyro y Lisandro Alonso hasta el staff de El Amante y Haciendo Cine. ¿Un documental para cinéfilos? Puede ser, pero también es un testimonio sobre el submundo del cine que merece ser divulgado.