La secuencia inicial de títulos de “Tras la puerta” pone de relieve los defectos que aparecerán en los siguientes 95 minutos de proyección. A modo de adelanto, ahí mismo observamos el espíritu de telefilm que István Szabó le estampó a su última película que, dicho sea de paso, llega a la cartelera argentina con dos años de retraso.
“Tras la puerta” narra la historia de Emerenc, una empleada doméstica con-cara-de-sufrida (Helen Mirren), y la relación que entabla con Magda (Martina Gedeck), una mujer más joven, que requiere de los servicios de aquella para dedicar su tiempo a la escritura de novelas. La realización hace foco en este rebuscado vínculo revelando secretos del pasado, obsesiones y mentiras. En medio de todo esto aparecen flashbacks explicativos dentro del contexto de la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias.
Y es aquí donde surgen los problemas de la narración porque Szabó se vale de metáforas bastante torpes con las que intentan explicar los padecimientos del personaje central de esta historia. Gatos encerrados como alegoría de los judíos que se escondían en época de persecuciones, y tormentas de viento y lluvia que simbolizan “los tormentos del alma” de la protagonista. Sí, así de obvio e infantiloide.
Indudablemente, esta utilización de recursos tan básica responde a un tipo de cine que a estas alturas casi se lo puede catalogar cómo un género: cine europeo, también denominado por los críticos franceses del “Cahiers du cinema” como cine de qualité, en el que nunca se rompe ese molde tradicional que está constituido por pautas implícitas que nadie puede quebrantar. Sobra pomposidad, prolijidad y academicismo, se recrean mundos cerrados, tapiados de fórmulas, de juegos de palabras y de máximas, como gritaba Truffaut a mediados de los ‘50.
Está claro que la filmografía de István Szabó está conformada por un cine que posee todos estos elementos. El director húngaro no cambia su esquema y sus películas parecen de otra época. La redundante utilización de la música en pos de resaltar monstruosamente el sentido trágico o sensible, la utilización de flashbacks “reveladores”, y las simbologías ya mencionadas, hacen de “Tras la puerta” una producción anticuada, con olor a ensayo y poco aire de verdadero cine.