Conociendo a Emerenc
El realizador húngaro István Szabó ya había demostrado la arquitectura del carácter de una mujer en Conociendo a Julia (Being Julia, 2004), película por la que Annette Bening recibió una nominación al Oscar. En Tras la puerta (Hinter der Tür/ Az ajtó /The door, 2012) hace lo propio con el enigmático personaje que compone Helen Mirren de nombre Emerenc.
La historia, basada en la novela del mismo nombre escrita por Magda Szabó –esposa del director- centra la acción en Budapest en el año 1960. Una pareja de intelectuales necesita una mujer que realice las tareas del hogar, y recurre a su vecina Emerenc (Helen Mirren) una anciana de mal carácter pero de extraños actos de amor, ingobernable y con un pasado relacionado a la Segunda Guerra Mundial. La dueña del hogar (Martina Gedeck) se verá perturbada y a la vez agradecida por la compañía de Emerenc, a quien deseará conocer tanto como los secretos que esconde detrás de la puerta de su casa.
El realizador húngaro se empapará de cierto realismo mágico al retratar los vaivenes de la relación entre ambas mujeres, Emerenc y la dueña de casa. Con un tratamiento teatral de la puesta en escena Szabó le otorga un significado simbólico a las tormentas y los cielos rosados. Este recurso logra también cierto artificio que por momentos provoca una distancia con la historia, pero a su vez promueve que los recuerdos y leyendas -flashbacks- adquieran un sentido mítico, generando así más misterio alrededor de la figura de Emerenc.
De más está destacar la actuación de Helen Mirren. Su rostro despojado de gestos esconde el pasado trágico de una mujer que sufrió los avatares de la guerra cuyo dolor transita por dentro. A su vez, tiene ciertos ademanes de bondad -hacia los animales por ejemplo- que complejizan la personalidad y sabiduría de su personaje.
Tras la puerta no es una gran película de István Szabó, pero sigue siendo interesante como continuación de los temas trabajados por el realizador. La figura femenina como ya mencionamos, y las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial que, así como en su mejor obra Requiem por un imperio (Taking Sides, 2001), no se centra en los ganadores ni los perdedores de la misma, sino en aquellas personas que quedaron en medio del conflicto bélico y como sus personalidades –y reputación- fueron marcadas para siempre.