“THE DOOR”: ENTRANDO AL MUNDO DE HELEN
Por naturaleza, el humano suele guardar secretos. Algunos nos los cuentan otras personas y otros son propios de cada uno. Los mismos se guardan en lo más profundo del ser y jamás deben ser contados ni el más íntimo entorno. ¿Pero qué pasa si esos secretos no sólo se encuentran en el interior del alma sino también adentro de una casa?
Para esta ocasión, el director de “Sunshine” (1999) y de “Being Julia” (2004), István Szabó, uno de los máximos exponentes en la historia del cine húngaro, nos presenta “The Door”, una historia adaptada de la novela homónima escrita por Magda Szabó, con quien comparte apellido casualmente. La película, que se estrena en Argentina el próximo 3 de marzo, se encuentra ambientada en la fría posguerra húngara de mediados del siglo XX, en donde la calma y las caras largas abundan.
La historia trata sobre Magda (Martina Gedeck), una escritora de clase media que contrata a su vecina Emerence (Helen Mirren) para realizar los quehaceres de su nuevo hogar. La relación entre ambas es la que encaminará los hilos del relato ya que la misma pasará por constantes altibajos a medida que se van conociendo. De manera paralela, conocemos la fachada de la casa de Emerence, a la que jamás se dejó ingresar a otra persona que no sea ella. A partir de ahí, la amistad, la rutina, la vida y la muerte se hacen partícipes de lo que sucede.
Lejos de ser vanguardista, la película nos ofrece una destacada actuación de Mirren, quien marca una gran diferencia por sobre el resto del reparto, al que parece faltarle un poco de carácter. La ganadora del Oscar a mejor actriz por su brillante papel en “The Queen” (2006), y curiosamente también la voz original de la malvada directora de “Monsters University” (2013), encarna a Emerence, una excéntrica ama de llaves fiel a sus actitudes que parece esconder detrás de las puertas de su casa algo que la vincula a un pasado oscuro o algún otro secreto que la hace ser como es. Además, las transformaciones en su rostro y sus ridículas o inesperadas acciones harán de ella el personaje en el cual uno puede encontrar mayores sentimientos. Con este papel, nos desvela algunos de sus secretos para ser una gran actriz.
Por otro parte, el film se rodea a ratos de unos violines románticos, que al correr al tiempo se empiezan a hacer repetitivos, y de unas imágenes frías y estéticamente bellas alcanzadas gracias a la fotografía a cargo de Elemér Ragályi, que sobresale sobretodo en sus planos más cortos.
Sin embargo, el problema principal con el que cuenta la película parece estar en la adaptación del guión, que nos presenta el misterio tras la puerta de Emerence pero lejos está de crear un clima de suspenso o ponernos con los pelos de punta. Desde que la película comienza, los silencios o respiros son difíciles de encontrar ya que la acción, el diálogo y los fundidos a negro parecen adueñarse de nuestros ojos. De esta manera, resulta más complicado sumergirse en el interior de los personajes ya que no hay tiempo para detenerse a analizar u observar las emociones que ellos poseen.
En síntesis, es una bella película europea de poco impacto que parece no realizar una gran apuesta desde la adaptación de su guión. A pesar de tener varios aciertos, del personaje de Emerence y de sus 97 minutos de duración, el film se termina haciendo algo abrumador y no termina de convencer. Pero si quieren ver una gran interpretación, Helen Mirren les abrirá sus puertas.