Mujeres en mundos distintos
István Szabó siempre tuvo buen pulso a la hora de dirigir intérpretes. Y si bien es cierto que, ante todo , supo seleccionarlos -Klaus Maria Brandauer en Mefisto y Coronel Redl, Annette Bening en Conociendo a Julia-, ha sabido sacar de ellos lo mejor. Con Helen Mirren logra lo mismo en Tras la puerta.
La actriz inglesa de La reina personifica a Emerenc, una mujer mayor que en la Hungría comunista de los años ‘60 trabajará como sirvienta de una pareja adinerada, pero sabrá mantener las distancias.
Magda (Martina Gedeck) siente entre curiosidad, atracción y respeto por la mujer que no deja ingresar absolutamente a nadie a su casita cercana a la de la incipiente escritora.
Tras la puerta es, ante todo, la relación entre ambas mujeres, que pertenecen a mundos distintos, y si Szabó no hace mucho por mostrar qué tan diferentes son, desde su educación, sí se preocupa por resaltar el carácter y los valores de una y otra.
Al húngaro le alcanza con mostrar la tozudez de Emerenc en barrer la nieve que parece negarse a derretir en la vereda. Es como una batalla desigual, sí, pero mucha más fácil de entender cuando se sepa todo lo que ha vivido el personaje.
Las cuestiones políticas no son ajenas al realizador, pero ha preferido en la trama hacer hincapié en ese personaje central, poco erudito pero rico en experiencia de vida, tal vez rudimentario pero cumplidor, fiel esperanzado y enorme.
No debe resultar fácil compartir una escena con Helen Mirren, porque el verbo .-compartir- se vuelve como un boomerang, tanto es el magnetismo que irradia de la actriz de Gosford Park y La locura del Rey Jorge. Avejentada, por más que hoy tenga 68 años, Mirren impone una seducción natural.
Hay muchas cuestiones que el director deja entreabiertas -la libertad de expresión bajo el régimen comunista es una-, pero la lealtad es algo así como el faro que ilumina cada acción de Emerenc, y su reflejo, Magda, en este filme atrapante, más por lo que esconde e intriga.