Soy fan declarado de Rosendo Ruiz desde la fantástica "De Caravana". Allá por 2010, uno de los directores emblema del Nuevo Cine Cordobés, nos regaló una película redonda, colorida, local e intensa sobre la movida cuartetera en su provincia, partiendo sobre la crónica de un posible secuestro de la Mona Jiménez.
En aquella oportunidad, se entrecruzaba la historia de un grupo de jóvenes de los suburbios con ganas de hacerse de dinero, con la de un chico de barrio acomodado que descubría el transfondo de la movida nocturna local en forma vertigionosa. Si no la vieron, busquenla en el cable porque es excelente.
Llega su segundo opus, "Tres D" y esta vez, la mirada, Ruiz la posa sobre el cine independiente. Si bien es cierto que la historia parace ser un mix entre una propuesta documental integrada con una dosis generosa de romance, enmarcada en los tres días en que transcurre el Festival de Cine Indepediente de Cosquín, hay aquí una intención de hacer partícipe al espectador de la manera en que cierta gente se mueve y transita ese particular medio.
Los festivales son un pequeño micromundo que poco representan a la gran escena nacional. Son un escenario interesante para conocer a los artistas y a quienes innovan desde su pensamiento, la filmografía nacional.
Vuelvo a decir que no estoy seguro de que "Tres D" sea fácilmente clasificable (¡eso importa en definitiva si es disfrutable?). Tampoco creo que pase inadvertida aquí que la trama sea menos sustanciosa que el fondo (prestar atención a eso), porque en lo personal eso me trajo mucho más que la historia entre Matías y Micaela, que pareciera ser el corazón de la cinta.
Digamos que hay que valorar esta propuesta como un experimento interesante, dado que desfilan muchas figuras del cine argentino no industrial haciendo de sí mismos y aportando su visión sobre la escena local.
La historia transcurre en el FCIC del año 2012. Hay un joven cineasta (Matías Ludueña) que llega a la ciudad, contratado por la organización para seguir el pulso del evento.
Debe entrevistar directores, productores y de paso, hacer sociales. Lo acompaña, accidentalmente, Micaela (Ritacco), también ya con un largo en su haber y ganas de pasarla bien en el festival.
Matías se alojará en un hotel y desde allí comenzará a visitar distintos espacios en la ciudad, para charlar con directores muy importantes de la movida independiente (lo de Campusano es sencillamente fantástico cuando él explica su cine y se prestar a jugar con los chicos) y resolver algunas cuestiones que le interesan, conseguir producción para un proyecto propio y tal vez, acercarse a la linda Lorena (Caviccia), quien se aloja en el mismo piso que el, pero que vino a Cosquín, por otras razones.
Ruiz quiere mostrar, cómo funciona es el backstage de un festival, los elementos que se juegan en la industria más allá de lo visible y transmitir, en un envase divertido y simpático, la opinión seria de un interesante grupo de críticos y hombres del medio.
Hay discusiones, mesas de café, reflexiones sobre el valor de este tipo de eventos...
Para los que transitamos esta actividad, "Tres D" es una película clara y potente, que trae grandes líneas en sus entrevistados y que decantan inmediatamente en la audiencia sensible. Y les digo, escuchar a Nicolás Prividera, Gustavo Fontán y al gran José Campusano en ese tipo de conversaciones, no tiene desperdicio.
Ojalá este trabajo de Ruiz, (de quien les digo, es director de mejor proyección del cine del interior actualmente) no quede solo en la ánecdota festivalera, sino de pie a otros similares.
No hay dudas de que "Tres D" es la consolidación de una incipiente y prometedora carrera que pinta muy bien. Esperamos un proyecto comercial y masivo, (una rom com de tinte bien cordobés, regada con mucho fernet como "De Caravana"?) para que todos conozcan a este director, la industria espera mucho de él.