Un fin de semana solos
La exploración interior y personal sobre cada uno de los personajes involucrados en la historia es la propuesta de Tres Deseos, film de Vivian Imar y Marcelo Trotta (Legado, 2004), que a pesar de las similitudes que presenta con Entre Nosotros (Everyone Else, 2009) de Maren Ade -estrenada hace unas semanas- y las posibles comparaciones que obviamente va a recibir, se despega de esta ante el mundo propio que construye.
Victoria (Florencia Raggi) y Pablo (Antonio Birabent) están casados hace unos cuantos años, ambos tienen una hija en común y deciden ir a pasar un fin de semana solos a Colonia (Uruguay), algo que hace mucho no hacían y que servirá para terminar de poner de manifiesto que el amor de ellos ya había culminado hace tiempo. En el medio aparecerá Ana (Julieta Cardinali), una ex novia de Pablo, quien acaba de romper con su pareja.
En un cine donde todo está signado por la velocidad de las imágenes, Tres Deseos se corre del lugar común y nos propone una estética diferente, donde el tiempo estará en función de los personajes y no éstos en función de él, para ello se recurre a la utilización de planos morosos y tomas en secuencia que nos introducirán a un mundo interior claustrofóbico, contrastándolo con un exterior despojado y tranquilo.
Cada uno de los personajes se tomará el tiempo necesario para expresar –o no- sus sentimientos y que es lo que los lleva a actuar de esa manera con la persona que tienen a su lado. Sin duda, Colonia es el marco ideal, donde cada uno puede encontrarse con su yo interior tomando distancia de la voracidad del mundo urbano. El paisaje y la tranquilidad de la zona son dos aciertos en una puesta en escena en donde las palabras y los silencios son el epicentro de la historia.
Casi sin actuaciones secundarias, más allá de algunas intromisiones, el film está íntegramente protagonizado por los tres personajes en juego y que serán los responsables, aún sin saber de la existencia del otro, de determinar el futuro de sus vidas. Pablo -Victoria y Ana– Pablo terminaran interactuando en el desenlace de las vidas del otro. Aunque sin duda el personaje de Florencia Raggi es el que de manera explícita dará el jaque en la partida de ajedrez que todos decidieron jugar
Con una impronta poética acorde, el film toma un costado surrealista determinado por ciertos elementos fuera de su ámbito natural. La playa es un claro ejemplo de ésto, que sirve como nexo conductor entre la fantasía y la realidad o entre el presente que se tiene o el futuro que se desea.
Más allá de los punto de comparación que se le puede encontrar con Entre Nosotros, Tres Deseos es un film netamente personal, donde así como el tiempo está puesto en función de los personajes, las palabras están puestas en función de los hechos, que concretos o no los personajes no se animan a exteriorizar. Una película sorprendentemente mágica.