A todo o nada
La escena inicial de Tres hermanos, tres destinos (Hors-la-loi, 2010) sintetiza con una breve e ilustrativa situación -el desalojo de una familia argelina de sus tierras- el germen de lo que luego deviene en un film sobre la lucha por la liberación de Argelia. El director Rachid Bouchareb se detiene en un hecho histórico para hablar de la libertad y la revolución: cómo se organiza, qué ideas la sostienen, y quiénes son los que las llevan a cabo. Pero también elige representar la injusticia, el sufrimiento y la marginalidad de quiénes padecen la opresión.
Tras la escena del comienzo, el film muestra a la familia pasados los años: uno de los hermanos, Messaoud (Roschdy Zem), peleando en la guerra de Indochina; Abdelkader (Sami Bouajila), detenido en Francia como preso político y Said (Jamel Debbouze) cuidando de su madre. Al reencontrarse los tres, Said se dedica a buscar dinero en toda clase de actividades clandestinas, mientras que Messaoud y Abdelkader se ponen al mando del Frente de Liberación Nacional (FLN), y los tres quedarán, como bien lo dice su título original, fuera de la ley.
Si bien este film hace hincapié en un hecho histórico particular, gran parte de su atractivo reside en su valor como drama. Esto no se debe solamente a la relación de los hermanos y su madre, sino que es un elemento intrínseco a la película. Quizás porque cada decisión, cada palabra, o cada paso que deciden realizar les determina gran parte de su vida. Y en este caso no sólo la de ellos, sino la de un país. El dramatismo que resulta de esto es un elemento que también establece el destino del mismo film, en el cual no se puede buscar un respiro de esa densidad durante más de dos horas. La tensión es constante y va in crescendo, y así la película se hace eco del tema que decide tratar: sólo la liberación de Argelia puede terminar y aliviar esa tensión.
La lucha por Argelia repercute directamente en la vida de estos hermanos y la película lo muestra de un modo efectivo. Sin caer en golpes bajos, pero sí remarcando el sufrimiento de los involucrados y no sólo con escenas de violencia, que son las menos, sino con diálogos más que elocuentes y de mucha claridad. Y esto es así porque el film decide trabajar con un hecho histórico que, si bien conocido por muchos, debe representarse de modo tal que se comprenda el contexto y las ideas involucradas.
Hay un factor final que hace también atractiva a Tres hermanos, tres destinos, y es el modo en que decide representar la heroicidad. No como una cualidad obvia o natural a las personas sino como algo adquirido por necesidad, por fuerza mayor. Esa heroicidad que de tan humana bordea los límites de la crueldad y el dolor. Un film sólido, de calidad y convincente. Con excelentes actuaciones y una dirección impecable.