El talentoso Francisco Paparella realiza este film, que junto con su anterior trabajo “Zanjas” completará, en un futuro, un tríptico dedicado al río. La Patagonia en las antípodas de toda visión turística se revela aquí en su grandiosidad violenta. Hombres brutales fruto de una tradición machista que no permite ninguna libertad. Todo lo contrario, para la relación de estos tres hermanos rige una cultura que atrofia sentimientos y deseos y solo deja aflorar tragedia y violencia. Para con ellos mismos, para el trato hacia la naturaleza. Ese entorno pisoteado y explotado hasta la tierra arrasada desata su propia explosión imparable. Todo lo mejor se conjuga en esta película. Un lenguaje cinematográfico pulido, una fotografía exacta, una manera de filmar el desastre ecológico que resulta increíble, a la par que se desmorona toda esperanza familiar en expresión de afectos. Contundente y brutal, la película nos deja sin aliento.