Otra película que está muy bien filmada es Three Monkeys (Tres monos), el nuevo trabajo del turco Nuri Bilge Ceylan (de quien hace poco se estrenó Climas). Tan bien filmada está, tan estilizada, tan milimétricamente calculada en sus encuadres, colores y cadencias, que la película termina agobiando por exceso. El conflicto involucra a un político poderoso que una noche atropella a una persona en la ruta y luego huye. El irresponsable le propone a su chofer hacerse cargo del crimen y pasar un período en la cárcel, a cambio de una suma de dinero que recibirá cuando salga. La mujer del chofer, que queda sola con un hijo resentido y está desesperada, acudirá al político en busca de ayuda, y se enamorará y todo se complicará. Con actores de presencia fuerte y una trama bien planteada, el interés por la historia se va agotando en medio una atmósfera densa, cargada de planos contemplativos, apoyada en una fotografía “quemada” en donde resaltan los tonos amarillos, los marrones y los grises, todo esto mostrado con una imagen de grano grueso que delata hasta la última gota de sudor de los cuerpos. La belleza provoca indiferencia cuando sólo se sostiene en la pose estética.