En la ausencia del jefe
La historia comienza con un político, en plena campaña para las elecciones, pidiéndole a su chofer que confiese a la policía por un atropello y huida a un ciudadano que el mismo originó. Debido a la situación financiera de este tipo y la promesa de gran cantidad de dinero, termina aceptando y dejando solos a su esposa e hijo adolescente.
La familia quedará desorientada, sin ambiciones ni motivaciones. El hijo le pedirá un adelanto al político y la esposa entablara una relación con él. Todo este pasaje mostrado en un tono lejano, compresivo y lento que no le da ningún peso emotivo a la película y encima comienza a aburrir.
Todo cambia ante el regreso del padre de familia. El relato se hace interesante, las relaciones se complejizan y las actitudes de los personajes empiezan a tener repercusiones cada vez mayores y fatales. La tensión escala rápidamente y el clímax de la película resulta sumamente atractivo ya sea por sus repercusiones emocionales como socio-políticas.
Uno de los mayores defectos de la historia, aparte de lo ambivalente que resulta ser, es el carácter fantástico propuesto por el hijo muerto. A partir de este elemento, la enorme sensación de realidad termina completamente quebrada y debilita a toda la puesta en escena de la película.