Esta película puede verse como un reverso, más bien tenebroso, de la película El primer día del resto de nuestras vidas / Un conte de Noël, de Arnaud Desplechin, también estrenada en el Festival de Cannes 2008. Mientras el realizador francés es capaz de observar la crueldad de sus personajes a través de la comprensión, e incluso la ternura, la crueldad desplegada por Nuri Bilge Ceylan se precipita sobre los personajes como un juicio inclemente.
Así, el drama que acompaña al triángulo amoroso formado por un matrimonio y el jefe del marido (por el cual éste está cumpliendo condena en prisión) le sirve al realizador turco para jugar con sus personajes como si fueran marionetas inmóviles y desquiciadas, figuras bidimensionales que se entregan a la abulia y al tránsito por un mundo sumido en el declive moral.
Además, Ceylan (director de las notables Lejano y Climas) esboza un insulso juego de deconstrucción genérica, en el que el cine negro pierde el suspenso y la comedia reniega de la risa. Agresiva, contemplativa y a ratos onírica, Tres monos aspira a elaborar un cine del malestar y la náusea, recipiente de los enigmas que amenazan al individuo, la pareja y la familia. Sin embargo, tras sus solemnes postales digitales, el manierismo de la propuesta da pie a una cierta vacuidad.