El lento derrumbe
Drama de Nuri Bilge Ceylan sobre la pareja, la familia y el poder.
En Climas se centraba en la crisis de una pareja, en Tres monos la crisis se abre y abarca una pareja, una familia, una cierta estructura social turca: Nuri Bilge Ceylan hace un cine del malestar y la desesperación contenida, a través de un lenguaje netamente visual, con encuadres virtuosos, planos compuestos minuciosamente -como si fueran pinturas móviles-, excelente dirección de actores y fotografía -la profesión original del director- y una narrativa lacónica, que apela más a la plástica que a la palabra y avanza a pura sutileza elíptica.
Desde el comienzo de la película, el sometimiento de clase. En una ruta nocturna, lluviosa y vacía, un político atropella y mata a alguien, escapa, y luego le propone a su chofer -que también tiene rasgos de sometedor, pero con su familia- que vaya preso por él. ¿El pago? Su sueldo y una suma importante cuando salga, varios meses después: la propuesta es aceptada con la naturalidad de un trabajo más. El empleado va a prisión: su esposa y su joven hijo quedan en un vacío de espera, una deriva existencial.
En algún momento la mujer decide pedirle dinero adelantado al político, un hombre muy desagradable en todo sentido: la idea es que el hijo de ella se compre un auto y trabaje. Con inteligencia, Bilge Ceylan toma el punto de vista del muchacho y esconde parte de la información de lo que vendrá. Todo sugiere que la mujer y el político empiezan a tener sexo: en un principio, no se sabe si por extorsión o por deseo. Lo cierto es que, así como el chofer entregó la libertad, su esposa entrega el cuerpo. Puede ser por necesidad, por coerción o por atracción, la que provoca el poder. O por todo junto, por dominación pura.
Sería imprudente revelar más. Pero digamos que el odio, los celos, la humillación y la violencia -que en Climas también existían, como elementos inseparables del amor pasional- irán in crescendo . Captados en imágenes. Porque Bilge Ceylan, que a algunos puede resultarle manierista, tiene talento. Sus primeros planos de rostros nos hablan, con más contundencia que cualquier frase, del tormento interior de sus personajes. Sus planos generales, atmósferas cargadas, bellas y opresivas, nos dan el marco ominoso que los envuelve.
Lo climático es central en el cine del realizador turco. La desesperación contenida son esos nubarrones que presagian una tormenta devastadora, la misma que los protagonistas se niegan a ver, oír o mencionar, como los tres monos a los que alude el título.