Exhibida en la función de apertura del Festival de Mar del Plata, Tres recuerdos de mi juventud generó reacciones dispares con su historia de amoríos, lealtades y conflictos entre adolescentes en los años ’80. La vitalidad de sus muy jóvenes y carismáticos actores no resultan suficientes para que discurra con naturalidad una narración entrecortada que se estira hasta las dos horas. Tiene instantes graciosos, pero su rumbo resulta algo errático, recurriendo hacia el desenlace a la remanida relación sentimental entre descarada jovencita rubia y chico levemente rebelde, ya un clisé del cine francés.