Del amor-pasión y otras angustias
El personaje protagónico es el mismo Paul Dédalus, una suerte de alter ego de Desplechin y que refiere también al Stephen Dédalus de las novelas “Retrato del artista adolescente” y “Ulises”, la obra maestra de James Joyce, en lo que marca un explícito homenaje al escritor irlandés que revolucionó la narrativa del siglo XX.
La obra cinematográfica de Desplechin reconoce también otra gran influencia, la de su coterráneo François Truffaut y su saga sobre Antoine Doinel.
Paul Dédalus, como Desplechin, nació y creció en Roubaix, municipio francés cercano a la frontera con Bélgica. “Tres recuerdos de mi juventud”, protagonizada por Mathieu Amalric, al igual que “Comment je me suis disputé...”, vuelve atrás en el tiempo y refiere a la infancia y la adolescencia de Dédalus, en este caso, interpretado por Quentin Dolmaire.
Mediante una serie de flashbacks, Dédalus adulto (Amalric), de regreso a Francia después de haber pasado una temporada en Tajikistán, recuerda aspectos de su vida pasada. Dédalus es antropólogo y es detenido por la policía secreta al volver a su país, ya que algunos de sus papeles no están del todo en orden, por lo cual es sometido a un interrogatorio, excusa de Desplechin para dar rienda suelta a su relato, que intenta reconstruir la vida de Paul y su extraño derrotero que lo ha llevado a encontrarse en este aprieto.
Las autoridades sospechan que es un espía o que anda en algo turbio, en tanto que él intenta explicar que no tiene nada que ocultar, aunque los detalles de su historia parezcan raros.
Los recuerdos referidos a la infancia están narrados con una estética de tono hiperrealista, casi onírica, como de cuento infantil, y refiere a la vida un tanto traumática en la casona familiar de Roubaix con sus padres y sus dos hermanos (una niña y un niño), que tuvo que abandonar para ir a vivir con unas tías solteronas, a la muerte temprana de su madre y a los conflictos propios del crecimiento.
Luego, ya en la adolescencia, el relato de Dédalus (Dolmaire) hace hincapié en el despertar sexual y el ansia de vivir aventuras, típicos de esa edad y también de la época en que esto sucedió, plena década de los ‘80 del siglo pasado, período de grandes transformaciones en el mundo, que culminarían en un hecho de profundo valor simbólico como fue la caída del Muro de Berlín. Demorándose de manera más profunda en los recuerdos de la relación con Esther, el amor de su vida, según sus dichos.
Ambos se conocen en Roubaix, donde comparten el mismo grupo de amigos, van a las mismas fiestas y van creciendo en el mismo ambiente. Sin embargo, el romance sufrirá algunos desencuentros a partir del momento en que Paul decida ir a París a estudiar antropología.
Muchas idas y vueltas y una prolífica relación epistolar matizan una historia caracterizada por una primacía de los sentimientos, por la búsqueda del sentido de la vida, experiencias con drogas y un viaje secreto a la Unión Soviética antes de su disolución, en una aventura no exenta de peligros.
Desplechin exalta, en su bella y amena película, el espíritu francés del amor-pasión, la libertad y el interés por las cuestiones filosóficas y antropológicas, así como la búsqueda de respuestas a los grandes interrogantes sobre la condición humana.
Una mención especial merece el trabajo de Lou Roy-Lecollinet en el papel de Esther, una joven bella, sensual, inteligente y con un aura de misterio y fragilidad que exalta sus encantos femeninos.