Una lucha contra el paso del tiempo
Al Pacino, Christopher Walken y Alan Arkin, grandes actores de épocas mejores, protagonizan un film inofensivo, con una historia débil que apenas se sostiene por las actuaciones, algunos chistes y los momentos autoparódicos.
A esta altura de sus trayectorias parece ser que a algunos actores no les queda otro camino que protegerse en la autoparodia. Fiera venganza del tiempo –los últimos films de Marlon Brando valen como ejemplo–, el sistema Hollywood deja lugar a esas leyendas solamente para que aborden papeles de compromiso, sólo redituables para su cuenta bancaria que terminará en manos de sus herederos. Tres tipos duros es una muestra de esta clase de cine y allí están Al Pacino, Christopher Walken y el más veterano Alan Arkin, acaso recordando mejores épocas y notables films donde ofrecieron su talento durante dos o tres décadas.
La película de Fisher Stevens es inofensiva y no provoca molestia alguna debido a su perfil bajo y a su mínima historia que transcurre en pocas horas, donde Val (Pacino) sale de la cárcel y se reencuentra con Doc (Walken), quien tiene la misión de asesinarlo. En efecto, se está en el terreno de la buddy movie (casi) geriátrica, con algunos chistes felices y otros no tanto, con momentos autoparódicos que remiten a Scarface y Carlito’s Way de Brian De Palma y a El rey de Nueva York de Abel Ferrara, donde los personajes centrales ya están en época de retiro y necesitan consumir viagra para potenciar sus alicaídas destrezas sexuales. En esa debilidad argumental se debate el film, que sólo se sostiene por la dupla actoral (Walken más controlado que Pacino), ya que el tercero al que invoca la traducción del título original (el personaje de Alan Arkin), sólo tiene una intervención episódica, acaso el segmento más digno de una película inestable.
En realidad, la estructura de Tres tipos duros es exclusivamente capitular, ya que el recorrido alter hour de Val y Doc se manifiesta a través del encuentro con personajes secundarios, en su mayoría mujeres. Por allí aparecen Lucy Punch (Conocerás al hombre de tus sueños) y Vanessa Ferlito (Death Proof, capítulo de Tarantino) en performances que requerían de mayor intensidad. Pero otra novedad –y acá retorna el recuerdo de un mejor cine del pasado– es la breve intervención de un tal Mark Margolis, como enemigo de Val y Doc y hace 30 años en la piel del siniestro personaje al que Tony Montana le volaba los sesos en Scarface! dentro de un auto.
En Tres tipos duros se establece más de una vez la siguiente prédica: mascar chicle o patear culos. En la película hay demasiada goma de mascar y casi nada de lo segundo.