Tres tipos viejos
Cuando estaba viendo Tres Tipos Duros (Stand up Guys) me fue difícil no pensar en Clint Eastwood, aunque a la película le queda un poco grande la comparación. Me fue difícil porque me recordó mucho a Jinetes del Espacio (Space Cowboys) y a Gran Torino. La idea de despedida está dando vuelta en toda la película, la de último viaje, la de sacrificio final. La vejez consciente de un grupo de personas que en una época fueron respetados y hasta temidos. Lo que en Jinetes del Espacio hicieron Clint Eastwood, Tommy Lee Jones, Donald Sutherland y James Garner; en Tres Tipos Duros lo hacen Al Pacino, Christopher Walken y Alan Arkin. Incluso se puede hacer un paralelismo entre las historias de Tommy Lee Jones y Alan Arkin, que son dos hombres que, al haber perdido a su mujer, viven pensando en el más allá desde el más acá.
Las similitudes están, pero no escasean las diferencias tampoco. Fisher Stevens, un actor devenido director, todavía no alcanza los 50 años de edad, y se dispuso a hacer una película mostrando a un grupo de veteranos en el declive de su vida. El resultado es una mirada mucho menos respetuosa y más paródica que la de Eastwood. Lo que Clint muestra como un hombre que no encaja con el mundo actual, pero que no pierde su postura, su rigidez (100% autobiográfico), y es incluso heroico; Stevens lo hace más para el lado de la parodia, mostrando las miserias y el patetismo, además de esa reivindicación necesaria. Miseria y patetismo que pueden dar gracia, pero que no es del todo justo con el personaje.
Es que, convengamos una cosa, Clint Eastwood es un director de cine, y Fisher Stevens no. Para colmo el guionista de la película es Noah Haidle (¿Quién?), que según IMDb es un principiante. Al ver la película te queda la idea de que los actores fueron desperdiciados. Por momentos es difícil no disfrutar a estos actores, al menos no sonreír al escuchar un diálogo, al ver un gesto. Es que las caras de estos tipos te ocupan toda la pantalla, y cuando están los tres juntos es como que no hay nada más ahí, porque no entra. Quizás ya no por lo que hacen, sino porque uno es consciente de lo que hicieron.
La estructura de la película es demasiado simple. Es tan simple que parece una excusa para ponerlos a ellos tres en pantalla. El eje principal son ellos y su "viaje", y en el medio se le engancharán pequeñas historias no muy desarrolladas, incluso algo improvisadas y desganadas; como la historia de la nieta de Christopher Walken, que es cerrada a las apuradas y que pasa desapercibida.
Tres Tipos Duros es una película que dentro de un tiempo no recordaremos, y si no la recordaremos no puede ser una despedida. Así que ya saben, nos deben una de verdad...