Tras una fuerte y larga campaña de marketing impulsada por el estudio Disney, que arrancó en el Comic-Con de 2008 con la presentación de un primer avance (al que luego le siguieron imágenes, posters, trailers y más avances), finalmente llega esta remake/secuela de Tron, aquella película de 1982 que se destacó por ser una de las primeras en utilizar efectos visuales generados por computadora.
Suena raro pensar en una continuación 28 años después del estreno de la original, la cual no resultó exitosa y seguramente pocos recuerden o hayan visto. ¿No podrían haberla realizado antes?
Empecemos por lo bueno, "Tron: Legacy" ofrece una experiencia visual impactante y maravillosa.
El universo Tron es increíble por donde se lo mire: los escenarios, los trajes, las naves, las carreras de motos y las peleas con esos frisbees fueron creadas gracias a un gran trabajo de diseño y efectos visuales que representan el mayor acierto de esta megaproducción.
El film combina imágenes filmadas en 2D y en 3D, osea que quienes suelen disfrutar de esta nueva tecnología y no reniegan de ponerse esos incómodos anteojitos durante dos horas, esta es una película que justifica pagar la diferencia en el valor de la entrada.
En el aspecto visual, "Tron: Legacy" es lo mejor que se ha visto desde el estreno de "Avatar".
Otro punto fuerte es la banda de sonido a cargo de Daft Punk.
La elección de este dúo francés fue una decisión original y acertada, acompañando con su clásico ritmo electrónico a las imágenes. También se dan el gusto de participar en una escena, con sus característicos atuendos, musicalizando una pelea. Eso sí, en algunos momentos, la banda sonora suena demasiado parecida a la de "Inception".
Por el lado de las actuaciones, tenemos al genial Jeff Bridges quien repite su papel de Kevin Flynn. Además, se recurre a la misma tecnología utilizada en "The Curious Case of Benjamin Button" para rejuvenecer digitalmente al actor y que pueda así interpretar a Clu. En "Button", el rejuvenecimiento aplicado a Brad Pitt era sutil e imperceptible, pero aquí el efecto se utiliza mucho y se nota que aún le falta un poco de desarrollo para hacerlo creíble.
El prácticamente desconocido Garrett Hedlund consigue aquí su primer protagónico y hace un buen trabajo interpretando a Sam Flynn. La hermosa Olivia Wilde (de la serie "House") lo acompaña interpretando a Quorra. Mención aparte para Michael Sheen, con una pequeña participación camuflado detrás de un maquillaje con un look David Bowie de los años 70.
Así llegamos al punto más flojo: la historia.
Tomando algo de las sagas "Star Wars", "Batman" y "Matrix", se plantea un relato denso y, por momentos, confuso que cae en un bache profundo durante la parte central y maneja además varias referencias a la versión original que pocos captarán. Esto hace que la extensa duración de la cinta se sienta (con veinte/treinta minutos menos, el resultado hubiera sido mejor) y sólo logre sostenerse gracias a sus aciertos en el campo visual.