Cambiar un tanque por un caballo, para resaltar heroísmo, es el mensaje de Tropa de héroes, anodina realización de Nicolai Fuglsig.
Después de los atentados del 11 de septiembre un equipo de soldados de élite de las Fuerzas Especiales, en colaboración con la CIA y operativos de la Fuerza Aérea, unen sus fuerzas con la Alianza del Norte de Afganistán para derrotar a los talibanes que gobiernan. Tras conseguir introducirse en secreto en el país, este grupo de hombres, encabezado por Mitch Nelson (Chris Hemsworth), es el encargado de poner en práctica una peligrosa misión. En las escarpadas montañas deberán convencer al general Dostum (Navid Negahban) de la Alianza del Norte para unir fuerzas y combatir juntos a los talibanes y Al Qaeda. En esta arriesgada tarea no necesitarán tanques, ya que será una batalla librada a caballo.
Salpicado con predecibles dosis de emocionalidad (las despedidas de las esposas e hijos antes de partir a territorio enemigo, la relación que establecen algunos soldados con niños en territorio afgano, la explicación de las diferencias entre ser un soldado y ser un guerrero, el hecho de que cada uno de los miembros de esta fuerza llevara consigo un trozo de metal de las Torres gemelas como amuleto) y una mera corrección a la hora de mostrar batallas y ataques, ubican a esta producción de Jerry Bruckheimer en un mediocre panfleto patriotero.
Un relato que intenta mostrar el heroísmo de este pequeño grupo de hombres que se internaron en un territorio hostil y contaron sólo con seis caballos para llegar a destino, aunque a decir verdad estaban apoyados por fuerzas de todo tipo en un número mucho mayor, en lo que fue la punta de lanza de algo más grande. Sobre todo teniendo en cuenta que al primer desembarco de estos 12 soldados le fue seguida la llamada “Operación Libertad Duradera” de la que participaron aproximadamente 30000 soldados estadounidenses.
Tropa de héroes se basa en un libro de Doug Stanton, Horse soldiers (Soldados a caballo: La extraordinaria historia de una banda de soldados estadounidenses que cabalgaron a la victoria en Afganistán). Esta extraña mezcla de soldados del siglo XXI equipados con alta tecnología, montados en un caballo afgano le confiere un aire de falso western que puede velar -en el sentido de tapar- sus intenciones de mostrar el negocio de la guerra y conciliarlo con la exploración de un territorio -el Oeste- en proceso de fundación.
Pero es sabida la fascinación de los estadounidenses y de Hollywood en especial, por las fuerzas armadas. Y quien piense lo contrario que vea el homenaje “en agradecimiento y honor a los hombres y mujeres en servicio alrededor del mundo” que le brindaron hace unos días en la última entrega del Oscar, en una ceremonia que estuvo teñida de reivindicación a las minorías, a premiar a los maltratados vecinos mexicanos y a apoyar a las mujeres. Quien piense que Hollywood está abandonando la hipocresía, que vea Tropa de héroes y se dará cuenta de que todo sigue igual.