Truman

Crítica de Alejandro Castañeda - El Día

Un colosal Darín en un filme hondo, sugerente y emotivo

Julián (Darín) tiene cáncer que se ha extendido. Es argentino, es actor teatral y vive en Madrid. Le queda poco tiempo de vida. Y resuelve no pelear más, sino prepararse lo mejor posible para la partida. “Cada uno muere como puede”, dice. Tomas (Cámara), su gran amigo viene de Canadá, viene a visitarlo. Se quedará cuatro días. No pasará nada especial. Pero todo está a flor de piel en este reencuentro que es una despedida. Tema difícil, que puede ser lastimero y lacrimógeno si se pasa de la raya. Por suerte está detrás de las cámaras al talentoso Cesc Gay (“Una pistola en cada mano”, “En la ciudad”) un artista que humaniza sus personajes, que los retrata en la mala pero con una fuerza interior y una naturalidad que conmueve.

Filme noble, digno, sugerente, que no elude la sonrisa, que emociona con recursos legítimos, que no descarta ni la sorna ni la reflexión, triste pero consolador, el retrato demoledor de un personaje que sin discursos ni ruegos, aunque con bronca y miedo, le va diciendo adiós a la vida, a ese perro que fue su gran compañía, a sus seres queridos. El guión pivotea alrededor de las ideas de “Ayudar a morir”, el libro de la Dra. Iona Heath que plantea el derecho a elegir la mejor muerte y desde una perspectiva ética y moral. La película en el fondo es una cálida elegía sobre la amistad y el adiós. Es intensa, sugerente, estupendamente dialogada, duele pero también divierte. No tiene baches sino un alto voltaje emocional sostenido en la mirada de un artista que no descuida ningún detalle y que alude a los grandes temas del hombre sin palabra grandilocuentes. Y tiene como elemento decisivo un sobresaliente trabajo de Darín, que en cada gesto en cada mirada, con una magnífica economía de medios, nos da un Julián íntimo e inolvidable. Hay que verlo andar, mirar, dudar, escuchar al otro y escucharse a sí mismo. Un trabajo memorable.

Una película arrasadora, que hace pensar y doler, pero que, por alguna extraña razón, también da paz.